Las nuevas tecnologías no solo han cambiado las comunicaciones, las fuentes de información, de relacionarse o el ocio en el hogar, también la forma de vivir. Los nómadas digitales, aquellas personas que utilizan Internet para desarrollar su labor profesional desde cualquier parte del mundo o desde todas, representan uno de los modelos más disruptivos y seductores de esta revolución protagonizada por quienes no creen en las convenciones ni en los límites.
Si de algo han dado muestra los millennials es de su capacidad para romper moldes. Una generación difícilmente clasificable más allá de ser la primera nativa digital, y quizá esa misma tecnología ha potenciado esa individualidad que lleva al nómada digital a construir su vida en un permanente tránsito.
También conocido como digital nomad, “es un profesional que usa las nuevas tecnologías para trabajar, y que lleva a cabo un estilo de vida nómada”. Así define Wikipedia este movimiento global que rompe con las barreras geográficas, rutinas y horarios fijos del sistema laboral para incorporar su trabajo en un viaje perpetuo que le lleva a instalarse temporalmente o por cortos periodos en cualquier parte de mundo.
Tipos de nómadas digitales
Entre otros, un nómada digital puede ser Brian Kelly, entronado por la revista Forbes como el más influyente instagramer de viajes del mundo, o el español Luis Suárez, un evangelizador de las nuevas tecnologías que ha trabajado para grandes marcas como IBM. Tan solo dos ejemplos de un modelo difícilmente clasificable pero muy relacionado con los profesionales de las nuevas tecnologías.
Es evidente que conciliar la movilidad geográfica con la actividad laboral no es posible para todos los profesionales. Por eso, el nómada digital suele responder a tres perfiles:
- Empleado remoto: el que trabaja para una compañía sin necesariamente estar presente.
- Freelancer: una relectura más glamurosa del trabajador autónomo, normalmente ligado a las profesionales liberales.
- Empresario y emprendedor: con capacidad y habilidades para gestionar la empresa en remoto o con empresas puras de internet, que es posible gestionar desde cualquier conexión a la Red.
Desarrollador web o de app, emprendedor de comercio online, experto en marketing online (SEO o SEM), blogger o periodista, generador de contenidos, diseñador web, consultor o desarrollador de software son algunas de las profesiones que el blogger Chris the Freelancer cita como las más habituales para los nómadas digitales. Como elemento común a todas ellas se puede citar que el objetivo es la culminación de la misión encomendada, no las horas de trabajo empleadas para conseguirlo, una de las características comunes al nómada digital.
Herramientas del nómada digital
Para poder trabajar desde cualquier lugar del mundo, y cambiar esta ubicación con asiduidad, hay que estar preparado. En la Escuela Nómada Digital hacen un repaso a los imprescindibles de la oficina virtual, que por tanto, conviene tener interiorizados para entender qué ofrece este modo de vida:
- Equipo físico del nómada digital: equipo portátil, smartphone y tableta opcional, disco o discos duros externos, equipo fotográfico, GoPro y accesorios (sobre todo para quienes van a utilizar las redes sociales), adaptador de corriente válido para cada destino, enchufe con varias tomas, auriculares…
- Herramientas digitales:
adaptadas a cada perfil del nómada.
- Para marketing digital: todo lo necesario para gestionar un sitio web, hosting, dominio, diseño de la web, etc…
- Servicio de almacenamiento de datos en la nube: tipo Google Drive, Dropbox, etc…
- Apps: el nómada digital convierte su smartphone en una suerte de navaja suiza salvavidas. Las aplicaciones recomendadas son Slack, Trello, Tripadvisor, Minube, Skycanner, maps.me, Uber, blablás, AirBnb y Couchsurfing.
- Software: en función de la actividad de cada nómada. La sugerencia de la escuela de formación es Active Campaign, Libsyn, ThriveCart, SendOwl, Quaderno, NameCheap, etc.
Lo difícil es dar el primer paso
Convertirse en nómada digital requiere sobre todo de una gran valentía personal. Entre ellos, un elemento coincidente entre los miles de bloggers que comparten la dificultad de ese primer paso en internet. El consejo es valorar si realmente se desea ese tipo de vida valorando que siempre se puede retomar la anterior vida aunque será más difícil cuanto más dure la experiencia.
Por esa razón muchos nómadas digitales deciden experimentar pero sin echar toda la carne en el asador. Así que pedir un año sabático en el trabajo o negociar con la empresa un año o unos meses de trabajo en remoto son las vías más habituales para hacerlo. Por otro lado, otras personas aprovechan una situación de desempleo temporal o incluso prueban antes de iniciar sus estudios superiores.
La elección del primer destino, además, tiene más de personal. Para aquellos que necesiten inspiración, en la web Nomadlist ofrecen un listado de las ciudades más atractivas para el nómada digital. En el momento de redactar este post Buenos Aires Canggu (Bali) y Ciudad de México encabezan las propuestas y hay que esperar, de hecho, hasta la posición 57 para encontrar Sevilla, la primera española.
En cualquier caso, apuntarse a esta comunidad virtual mundial de teletrabajadores es uno de los primeros pasos a dar para todo aquel decidido a convertirse en un nómada digital.