Hoy en el blog de Haya, cuatro años después de la pandemia del COVID-19, queremos analizar cómo ha evolucionado la demanda de vivienda en pueblos de menos de 5.000 habitantes a lo largo de estos años.
A partir del segundo trimestre del 2020, la idea de irse a vivir al pueblo cobró protagonismo e importancia, ya que esta opción ofrece más espacio, incluyendo jardines, terrazas y huertos, por menos dinero. En definitiva, más espacio al aire libre y calidad de vida en caso de otro confinamiento y de futuras limitaciones.
Sin embargo, y tras un inicial movimiento hacia los pueblos, con el paso de estos tres últimos años, se ha detectado un descenso del interés por este cambio de vida. Sólo hay un 4,7% de contactos a viviendas de este tipo, según un estudio de Idealista.
Incluso, se ha detectado un descenso de interés por este tipo de viviendas inferior al que había antes de la pandemia. El número de contactos por viviendas en pueblos inferiores a 5.000 personas es más bajo que antes de comenzar el confinamiento.
En las provincias más despobladas donde más se ha notado, como Cuenca, los contactos sobre municipios de este tipo suponían el 46,8% del total, y hoy en día suponen el 29%.
Otras provincias que han sufrido este descenso son Teruel, Huesca, Huelva y Cáceres. Sin embargo, provincias como Badajoz, han crecido del 5,3% al 6,5% actual. Además, Jaén, Granada, Málaga, Guipúzcoa y Sevilla, también han crecido considerablemente.
En provincias como Madrid y Barcelona, el porcentaje de contactos para este tipo de viviendas ronda el 1,5% y no ha variado mucho desde la primavera de 2021. En ese momento, en otras provincias, se registraron los porcentajes más altos.
Las mayores diferencias entre 2020 y hoy las encontramos en Teruel, que de un 58% en 2020, ha descendido a un 35,9%. Otro descenso significativo ha sido el de Cáceres, que ha pasado de un 34,9% de contactos, a un 17,3% en la actualidad. Les siguen Zamora, Soria y, como hemos mencionado antes, Cuenca.
Por el contrario, el interés por la vivienda en pueblos pequeños ha crecido en otras provincias españolas, como Pontevedra, donde ha pasado del 3,6% en 2020 al 4,6% actual.
En Valencia se registraba un interés del 6,3% y hoy en día ha aumentado hasta el 7,1%, y en Málaga, del 2,9% al 3,3% actual. En el caso de estas provincias, es posible que el elevado coste de la vivienda en las zonas más pobladas haya llevado a que sus habitantes se interesen por estas zonas más pequeñas y económicas.
Todos estos datos nos muestran que, a pesar de que no se produjo el éxodo al mundo rural como tal, creció considerablemente el interés por establecer el domicilio en zonas alejadas de los centros urbanos.
En aquel momento, el teletrabajo permitía establecerse de manera permanente en este tipo de poblaciones, pero con el paso del tiempo, el modelo híbrido de trabajo hace imposible para muchos alejarse de las oficinas de forma continuada. Esto ha provocado la vuelta a la ciudad de aquellas familias que se habían marchado.
También ha sido un factor determinante la búsqueda de mejores servicios, colegios, oportunidades de trabajo, etcétera, que en las pequeñas poblaciones son más limitadas.
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