El inmobiliario en el escenario del cambio

Raúl Alonso

Como ya es tradición SIMA tiene en la Conferencia Inmobiliaria organizada por Asprima un enriquecedor prólogo que en este año se resume con la foto más colorista de las últimas ediciones. «Creo que después de cinco años de prudencia toca hablar del sector inmobiliario porque tiene mucho que decir y aportar», defendía José Manuel Galindo, presidente de la Asociación de Promotores Inmobiliarios de Madrid (Asprima) y de España (Apce), a la clausura de esta jornada celebrada el pasado día 27.

Y el mensaje parece ser compartido entre unos ponentes y participantes que, con matices, coinciden en señalar que lo peor queda atrás: «No sé si es este año o el que viene, pero lo que tengo claro es que hay que situarse en los tacos de salida para que la recuperación no te pille en el vestuario», aconsejó Juan Fernández-Aceytuno, director general de Sociedad de Tasación con un símil deportivo.

Fin del ajuste

El primer mensaje de optimismo llegó de boca de José Luis Feito, presidente del Instituto de Estudios Económicos, que descifró las claves futuras del sector en su intervención. En un avance del estudio La relevancia del sector inmobiliario en la economía española que se presentará en unos días, Feito defiende que el ajuste de precios de la vivienda -cifrado en un 40%, si al 30% de descenso nominal se le suma la inflación- concluye este año: «Es difícil anticipar subidas antes de 2016, año en que podrían incrementarse los precios, aunque no creo que por un periodo muy dilatado».

Aunque Feito valora como sostenible la curva de recuperación que la economía española viene registrando desde el último trimestre de 2013, ve prioritario que estos indicadores se sincronicen con otros como la creación de empleo. Una variable sobre la que se muestra optimista, «el empleo crecerá con más fuerza de lo que estamos oyendo», de modo que en 2015, «y sobre todo en 2016», terminará confluyendo con una oferta inmobiliaria que «ha ajustado su oferta de forma brutal».

Una urbanización más eficiente

¿Por qué la vivienda es cara? Es la provocadora pregunta a la que se trató de dar respuesta en la segunda de las mesas organizada por la Conferencia Inmobiliaria. Uno de los datos más sorprendentes que se pudieron escuchar es que los diferentes impuestos y tasas que se abonan en el proceso de construcción terminan gravando el precio final de la vivienda en un 30%. Una situación que los ponentes vieron difícilmente modificable por lo que centraron su atención en el precio del suelo. A este respecto Edmundo Angulo, abogado del Estado en excedencia y asesor jurídico de Asprima, defendió que la actuación de las Administraciones Públicas debe centrarse en «garantizar la regularidad, la suficiencia en el tiempo de la disponibilidad de suelo urbanizado»; «facilitar las condiciones de competencia y transparencia del mercado» y «evitar dilaciones innecesarias y, en consecuencia, costes de tramitación a los agentes del sector».

Una idea en la que también ahondó el representante en la mesa de las constructoras. Javier López-Ulloa, director general adjunto de Sacyr, insistió en que «la gran olvidada de los costes es la urbanización, ahora mismo, la que ofrece una mayor elasticidad», razón por la que pidió públicamente una profunda reflexión de todas las partes implicadas. López-Ulloa considera que los costes de construcción, que se cifran en una media entre el 30% y 35% sobre el precio final, «están mucho más aquilatados». Con todo, identificó bolsas de mejora en la racionalización de diferentes requisitos como el de eficiencia energética («que sea el promotor quién elija cuál es la tecnología que mejor se ajusta a la promoción para conseguir los objetivos de ahorro y optimización») y en la reducción de exigencias en estancias comunes como el cuarto de comunicaciones, basuras o ventilación.

En el apartado de fiscalidad, José María Echeverría, del despacho Cuatrecasas-Gonçalvez Pereira, compartió algunas de las recomendaciones realizadas por los expertos en el informe encargado por el Gobierno para la reforma del sistema tributario. Aunque hasta los próximos meses no conoceremos cómo la acción legislativa encauza el nuevo escenario fiscal, parece posible que incluya una revisión del actual sistema del valor catastral: «Para que represente un valor real del mercado sobre el que poder gravar la fiscalidad en esta materia».

Nuevas reglas

Jordi Sevilla, senior advisor de PwC España, fue el moderador de la segunda de las mesas del día, dedicada a los escenarios y actores para el cambio de ciclo. La visión que el ex ministro de Administraciones Territoriales compartió sobre la situación actual del sector inmobiliario la resumió en dos fuertes ideas: «Creo que a partir de ahora la casa se va a percibir más como un bien de consumo duradero que como un bien patrimonial de por vida, y también creo que para salir de la recesión necesitamos empezar a ver más grúas en las calles».

Desde Sociedad de Tasación, Juan Fernández-Aceytuno insistió en la importancia de que los inversores extranjeros empiecen a interesarse en las titulizaciones y cédulas hipotecarias españolas: «No nos engañemos, lo que hemos visto hasta ahora son inversores con intereses a muy corto plazo». La segunda idea que defendió es desterrar la idea de que hay una sobreoferta de 700.000 viviendas vacías, «lo relevante es saber con qué stock compito en la localidad en la que quiero hacer la operación. Si el sector quiere hacer un análisis certero de la situación es necesario geolocalizar las casas en construcción y la vivienda terminada». Un objetivo en el que ya trabajan.

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