Cuando hablamos de reciclaje es fácil de imaginar materiales como el plástico, el papel o el vidrio. Sin embargo, hay otros como el hormigón que también se pueden reciclar, algo especialmente importante, teniendo en cuenta que este material es el segundo más usado del mundo, con una fabricación de miles de millones de toneladas al año.
El hormigón es, por sus características de resistencia, estabilidad y flexibilidad, uno de los materiales más utilizados en la construcción. Pero presenta una clara desventaja: su fabricación se realiza mezclando cemento con grava, que es un recurso finito. Si a ello se le suma la energía que consume el cemento en su producción y la huella de carbono que deja el transporte del hormigón nuevo se observa la conveniencia de reciclar hormigón desde un punto de vista medioambiental.
¿Cómo se realiza el reciclaje de hormigón?
El hormigón reciclado está fabricado con áridos reciclados y agregados que tienen su origen en la trituración de residuos procedentes de otras infraestructuras. En este sentido, hay que tener en cuenta que una construcción de hormigón no suele pasar de los 30 años de vida útil atendiendo a las demandas del mercado.
Para poder llevar a cabo el proceso de reutilización, los escombros se transportan a una planta de reciclaje y tienen que estar limpios de otro tipo de materiales como madera o ladrillo. Después de triturarlo, los fragmentos de árido son clasificados por tamaño. Son las fracciones gruesas las que pueden ser utilizadas en posteriores infraestructuras o bien para la fabricación de un nuevo hormigón. De él pueden beneficiarse diferentes sectores, desde la construcción a la industria energética, pasando por el tecnológico o el de transporte.
Ventajas de reciclar hormigón
Los residuos procedentes de la construcción y la demolición constituyen casi un tercio del total de residuos generados en la Unión Europea. Éste es solo uno de los grandes motivos para pensar en la realización del hormigón, que además conlleva otra serie de ventajas.
Por un lado, el sector de la construcción dependería menos de recursos finitos, como la arena o la grava. Por otro, se gastaría menos energía en la producción de cemento. Y con la reutilización de los residuos a nivel local se evitaría el transporte y se demandaría menos extracción de nuevos áridos en cantera. El resultado es un menor impacto medioambiental.
Principales usos del hormigón reciclado
El hormigón reciclado se está utilizando hoy en día tanto en la construcción de infraestructuras, tanto públicas como privadas, con un gran auge en los últimos años. En algunas ciudades europeas, un 50% del hormigón utilizado en los nuevos edificios ya es hormigón reciclado, tal y como recogen las conclusiones del proyecto europeo UrbanWINS.
Otro de los grandes usos del hormigón reciclado se orienta al mantenimiento de carreteras, pudiendo utilizarse tanto en la capa de cimentación como en la base de la carretera, así como en aceras.
Aún hay muchos arquitectos y constructores escépticos en la utilización de hormigón reciclado en las nuevas infraestructuras. En ciudades como Zúrich, en Suiza, el Ayuntamiento lo ha solucionado construyendo un muro construido al 50% con hormigón nuevo y 50% reciclado para poder comparar ambos materiales. La observación directa ha terminado de convencer a quienes sus dudas no les dejaban acometer el desafío medioambiental que supone su reciclaje.