6 edificios imposibles: cuando los objetos cotidianos inspiran la arquitectura

Equipo de Redaccion

Todos los proyectistas sueñan con que su nombre quede unido a un estilo, a un edificio singular o a una obra sublime, sea un trabajo monumental o un pequeño ejercicio de imaginación y originalidad. Es una cuestión de talento, horas de trabajo o de un simple golpe de inspiración.

A veces basta con mirar alrededor y fijarse en un objeto cotidiano para que una idea se convierta en un proyecto arquitectónico que dé la vuelta al mundo. Edificios innovadores, sorprendentes, arriesgados… Algunos parecen una locura imposible, hasta que se construyen. Hay más de los que podrías imaginar. Te presentamos seis de ellos.

La herradura de Huzhou

Esta obra está formada por dos torres de 100 metros de altura unidas en su parte superior para formar una sofisticada herradura de 116 metros de ancho. La espectacular construcción se levanta sobre las aguas del lago Tai, que baña Huzhou, la capital china del té y de la seda. En la actualidad, alberga el lujoso Sheraton Huzhou Hot Spring Resort.

Ma Yansong, el arquitecto que ideó esta fantasía futurista, afirma que con sus líneas curvas buscaba integrar el edificio en la armonía del entorno. Objetivo conseguido. Sin embargo, guarda un pequeño secreto: en realidad no se trata de una herradura, sino de un óvalo perfecto, que se cierra bajo tierra, con dos niveles subterráneos.

Edificio Piano-Violín

China emerge como la nueva meca de la arquitectura moderna y apuesta por proyecos tan arriesgados como el Edificio Piano-Violín. La construcción, en forma de piano de cola sobre el que se apoya un gigantesco violín de cristal, es la puerta de entrada a un entorno dedicado, claro, a la música.

Fue diseñado por un grupo de estudiantes de arquitectura de la Universidad Tecnológica de Hefey, muy cercana a la ciudad de Huainan, donde se ubica el edificio. Esta peculiar forma de arquitectura, a partir de objetos cotidianos, resulta muy popular en ese municipio donde existe el proyecto de construir un hotel en forma de raqueta de tenis.

Edificio Piano-Violín

Imagen de Panoramio. Autor: FEIYUE SHOP

El platillo volador de Chattanooga

Curtis W. King levantó esta residencia en 1970, con la idea de dar forma física al interés popular que en ese tiempo despertaba el fenómeno OVNI. Se encuentra en la ladera de la montaña Signal de Chattanooga en Tennessee (EEUU). A pesar de su excéntrica apariencia, es una residencia familiar de varios niveles con tres dormitorios y dos baños.

Su detalle más peculiar es la escalera que sirve de acceso, la cual desciende o se retrae apretando un botón (recuerda a la imagen de las naves que tripulaban los marcianos en las viejas películas de serie B). En 2008 se subastó en eBay y se vendió por 131.000 dólares (unos 96.000 euros).

Platillo volador Chattanooga

Imagen de josephleenovak en Flickr

Haewoojae, la casa inodoro

Puede que a algunos les parezca una inspiración de dudoso gusto, pero no lo pensaron así los responsables de la Asociación Mundial de Inodoros. Esta construcción fue promovida por empresarios del sector de saneamientos de Corea del Sur, quienes hicieron el encargo a su compatriota Ko Kiwoong.

“Queremos que la casa Haewoojae ayude a cambiar la idea desagradable a la que se vinculan los inodoros. Debemos aprender a ir más allá de ver los inodoros como un lugar para hacer sus necesidades, sino también como un lugar de cultura donde la gente puede descansar, meditar y ser feliz”, aseguró el presidente de la asociación. El resultado es una residencia innovadora, cómoda y vanguardista que despierta la curiosidad de todo el que visita Seúl.

El Palacio de la Burbuja

El objetivo era eliminar por completo las líneas rectas y los ángulos en una mansión que debía ser tan cómoda y funcional como transgresora. Los encargados fueron el modisto Pierre Cardin y el arquitecto Antti Lovag. Su idea la hicieron realidad hace 30 años sobre una colina en Théoule sur Mer, en la Riviera Francesa y con vistas al mar Mediterráneo.

La Tetera de Meitan

La ciudad china de Meitan decidió abrir un museo dedicado al té, su principal fuente de ingresos. Qué mejor, entonces, que ubicarlo dentro de la mayor tetera jamás construida. El edificio tiene 74 metros de altura y se levanta sobre una colina, por lo que es visible desde varios kilómetros de distancia. La obra queda completada con una taza gigante que sirve de edificio auxiliar.

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