El periodo de carencia de una hipoteca es un tiempo limitado durante el cual el banco ofrece la posibilidad de aplazar el pago de una hipoteca o pagar una cuota mensual más reducida.
Este periodo carencial permite al solicitante postergar el momento de comenzar a afrontar las cuotas del préstamo hipotecario y recuperarse tras los gastos iniciales que supone la firma de una hipoteca. También puede ser solicitado por aquellas personas a las que un imprevisto les impide hacer frente a las cuotas habituales durante un tiempo.
El periodo de carencia de una hipoteca puede ser una solución temporal que permite un respiro a quienes tienen una de las más de 36.000 hipotecas de viviendas que existen en España, según el Instituto Nacional de Estadística.
Cuánto dura el periodo de carencia
El mercado hipotecario no establece un estándar fijo de duración del periodo de carencia, por lo que puede prolongarse desde varios meses hasta más de cinco años. El banco decide si se concede o no el aplazamiento o suspensión momentánea de las cuotas y durante cuánto tiempo, teniendo en cuenta la situación económica de los titulares del préstamo hipotecario.
Hay entidades bancarias que ofrecen el periodo de carencia como un valor añadido en sus hipotecas, mientras que otros bancos ni siquiera dan la opción a sus clientes de poderse beneficiar esta ventaja. Si se quiere solicitar un periodo carencial conviene leer previamente las condiciones de la hipoteca y, en cualquier caso, consultar a la entidad bancaria las condiciones en las que se realizaría, teniendo en cuenta que cada banco tiene sus propias normas de actuación.
Consecuencias de la demora
Existen dos posibilidades de llevar a cabo el periodo carencial. En una carencia de hipoteca total el interesado deja de pagar la cuota de la hipoteca en su totalidad, mientras que en una carencia de hipoteca parcial solo se siguen pagando los intereses, lo que puede traducirse en una reducción de aproximadamente el 50% de la cuota que se paga cada mes.
En ambos casos hay que tener en cuenta que solicitar un periodo de carencia de nuestra hipoteca encarecerá el precio final de la misma. Una vez que haya pasado esta solución transitoria se deberá abonar una cantidad mensual superior a la habitual, ya que el pago demorado se habrá traducido en un aumento de los intereses del préstamo.
Alternativa al periodo carencial
El periodo de carencia es una solución para quien necesita reorganizar su economía antes de volver a hacer frente a los gastos mensuales que supone una hipoteca, pero el periodo carencial no es la única fórmula que tiene a su alcance.
Alargar el plazo de la hipoteca es una alternativa que te permite reducir la cuota mensual, si bien tiene la ventaja de que aumentará el pago de los intereses a abonar al banco y también supone una novación de la hipoteca, o lo que es lo mismo, un cambio de las condiciones. No obstante, esto se traduce en gastos notariales y una comisión aplicada por el banco que suele ser en torno al 1% del capital pendiente.
El periodo de carencia es una opción temporal que, previa aprobación del banco, puede constituir un alivio para quien necesite la suspensión total o parcial de las cuotas mensuales. A la hora de firmar una hipoteca conviene informarse acerca de la posibilidad de acogerse al periodo carencial ante un imprevisto económico. Y, en cualquier caso, antes de solicitarlo al banco es necesario tener en cuenta la carga económica adicional que supondrá en un futuro.