Bombillas de bajo consumo: enciende el ahorro

Raúl Alonso

Hace tiempo que la bombilla de bajo consumo invadió nuestros domicilios, sin embargo es inevitable debatirse en multitud de dudas cada vez que nos acercamos a comprarla. En la elección y el uso efectivo de los diferentes sistemas lumínicos está en juego la quinta parte de la electricidad consumida en la vivienda. Un argumento convincente para buscar la solución idónea para cada espacio.

¿Qué equivalencia energética ofrece con la bombilla incandescente?, ¿debemos utilizarlas en cualquier supuesto?, ¿compensa su alto precio?, ¿dan menos luz?… Arrojemos un poco de luz a unas preguntas no siempre respondidas de forma clara.

Diferentes tipos de bombillas

Para trabajar en la eficiencia lumínica de nuestra vivienda conviene empezar por diferenciar los tipos de bombillas o lámparas. Para hacerlo nos guiamos de la Guía práctica de la energía, del Instituto para el Desarrollo del Ahorro de la Energía (IDAE).

  • Lámparas incandescentes: la luz se produce por el paso de corriente eléctrica a través de un filamento metálico de gran resistencia. Son las bombillas más tradicionales y las de mayor consumo eléctrico, sólo aprovechan en iluminación un 5% de la electricidad que consumen, el 95% restante se transforma en calor. También son las más baratas. Su duración media es de unas 1.000 horas.
  • Lámparas halógenas: Tienen el mismo fundamento que las anteriores. Se caracterizan por una mayor duración y la calidad especial de su luz. Existen lámparas halógenas que necesitan de un transformador, que disminuye la pérdida de energía con respecto a las convencionales. El consumo final de electricidad (lámpara más transformador) puede ser un 30% inferior al de las bombillas incandescentes.
  • Tubos fluorescentes: Se basan en la emisión luminosa que algunos gases como el flúor emiten al paso de una corriente eléctrica. Su eficacia es mayor, al calentarse menos, la electricidad se destina en mayor proporción a la obtención de luz. Son más caros que las bombillas corrientes, pero consumen hasta un 80% menos de electricidad y tienen una duración entre ocho y diez veces superior. Los tubos del tipo trifósforo o multifósforo dan un 15%-20% más de iluminación que el estándar.
  • Lámpara de bajo consumo: Son pequeños tubos fluorescentes que se han ido adaptando progresivamente al tamaño, las formas y los soportes de las bombillas. Aunque su precio es mayor se amortiza por su vida útil (entre 8.000 y 10.000 horas): duran ocho veces más y proporcionan la misma luz, consumiendo apenas un 20%-25% de la electricidad que necesitan las incandescentes.
  • Lámparas LED: Este listado del IDAE no quedaría completo sin añadir la última tecnología: los diodos emisores de luz. Debido a la baja luz emitida por cada lámpara se utilizan de forma agrupada, en mayor o menor medida, según la luminosidad buscada. Comparten con la lámpara de bajo consumo una mayor eficiencia, el 98% de la energía consumida la transforman en luz. Del mismo modo, son más caras y tienen una mayor vida útil (por encima de las de bajo consumo, según estimación de la Comisión de Energía de la UE). Aunque aún no son muy comunes en el hogar, pronto irán conquistando este espacio, entre otros factores, por no contener mercurio.

Conocida la oferta, nos centramos en las populares bombillas de bajo consumo.

  • ¿Qué ahorro ofrecen? Una bombilla de bajo consumo de 23 vatios que dure seis años resulta unos 100 euros más barata que varias bombillas convencionales de 80 vatios durante el mismo tiempo (cálculo basado en una tarifa eléctrica de 0,136 euros por kilovatio-hora).
  • ¿Dan menos luz? No. Las bombillas de bajo consumo producen la misma cantidad de luz que las bombillas incandescentes convencionales. Una de 15 vatios y otra convencional de 60 vatios producen la misma cantidad de luz (unos 810 lúmenes). Lo que sí es cierto es que en su larga vida van perdiendo luz, hasta un 30% menos al final de su vida útil.
  • ¿El encendido y apagado frecuente incrementa el consumo y limita su vida? Las actuales bombillas de bajo consumo no incrementan el uso de energía en el encendido, según se informa en la web especializada Bombillasdebajoconsumo.com. Sin embargo es cierto que el uso frecuente del interruptor acorta su vida útil, por lo que se recomienda utilizarlas en las estancias en donde la iluminación permanece más tiempo (cocina, sala, comedor) y no en donde el encendido es frecuente (más de una vez por hora de funcionamiento, como ocurre en baños,  despensas y garajes). En el envoltorio debe figurar el número estimado de encendidos. La frecuencia de encendido no afecta ni a la bombilla incandescente mejoradas ni a la LED.
  • ¿Cómo elegirlas? Las diferentes formas que ofrecen las bombillas de bajo consumo no son capricho de su fabricante. Así, las que tienen forma de espiral reparten la luz en todas las direcciones; las de formas lineales (las más habituales), son adecuadas para una iluminación general de la estancia; y las de forma redondeas son específicas para uso de interior. También conviene diferenciarlas por el tipo de luz que ofrecen: la cálida se adecúa a las estancias de descanso, y la luz fría a los lugares de trabajo o cocina.
  • ¿Contienen mercurio? Sí, alrededor de 2 mg., esto es, mil veces menos que un termómetro clínico y cien veces menos que un clásico tubo fluorescente. Su mayor eficiencia energética lleva a afirmar a la Unión Europea que su uso “reducirá la contaminación por mercurio” (las centrales de carbón emiten mercurio al producir electricidad). Sin embargo es necesario tomar precauciones a la hora de deshacerse de ellas y seguir los cauces marcados por las autoridades competentes en cada municipio.

Consejos sobre iluminación y ahorro

Siempre que sea posible hay que aprovechar la iluminación natural. Se deben elegir colores claros para paredes y techos. Hay que reducir al mínimo la iluminación ornamental en exteriores. Lo importante es adaptar la iluminación a las necesidades de habitabilidad de la casa, dando preferencia a la iluminación localizada, “además de ahorrar conseguirá un ambiente más confortable”, afirman los técnicos de IDAE. Además se aconseja colocar reguladores de intensidad lumínica y detectores de presencia, estos últimos en vestíbulos, garajes y despensas.

Foto: @jeancliclac, distribuida con licencia Creative Commons CC BY 2.0 

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