Los sellos Breeam, Leed y Verde certifican en España la sostenibilidad y el ahorro energético de los inmuebles. Los proyectos que pasan este control de calidad demuestran no solo el compromiso sino el esfuerzo realizado para reducir el impacto ambiental de la construcción. Pero también aportan beneficios a sus usuarios, por ejemplo, minimizando los consumos energéticos y las emisiones de CO2 durante todo el ciclo de vida de la vivienda u oficina.
En la práctica, estos certificados implican un cambio de mentalidad en todas las fases de desarrollo del proyecto. Desde sus primeras fases de diseño arquitectónico, elección de materiales y construcción, estas certificaciones garantizan la sostenibilidad medioambiental en todo el ciclo de vida del inmueble.
Certificado Breeam
Este acrónimo registrado como marca se corresponde con Building Research Establishment Environmental Assessment Methodology. Quizá resulte más esclarecedor decir que se trata de un sistema de evaluación del grado de sostenibilidad ambiental para nuevas construcciones y las ya existentes.
Desde su creación en 1990, esta certificación se ha extendido a 77 países. En 2009 llega a España, cuando desde su sede en Reino Unido se impulsa una red mundial apoyada en certificadores locales. Se les conoce como National Scheme Operator (NSOs).
En España, esta red se compone de 130 asesores que han certificado 873 edificios, según se recoge en Breeam.es. Su objetivo prioritario es “mejorar el rendimiento medioambiental de los edificios, reduciendo su impacto ambiental durante la construcción y la vida del edificio”.
Los certificadores evalúan impactos en varias categorías: gestión, salud y bienestar, energía, transporte, agua, materiales, residuos, uso ecológico del suelo, contaminación e innovación. Así se “otorga una puntuación final tras aplicar un factor de ponderación ambiental que tiene en cuenta la importancia relativa de cada área de impacto”. Esta puntuación se concreta en una escala de calificación: Aprobado, Bueno, Muy Bueno, Excelente o Excepcional.
Desde el punto de vista económico, Breeam asegura que su certificación incrementa el valor del inmueble en el 7,5%, y las rentas en el 3%. Datos que se justifican por la optimización del consumo energético de entre el 50% y el 70% menor, reduciendo el consumo de agua en el 40% y los gastos de funcionamiento entre el 7% y 8%. Un paso adelante hacia la casa pasiva.
Certificado Leed
En esta ocasión la sigla se corresponde con Leadership in Energy and Environmental Design. El modelo de certificación fue desarrollado en 1993 en Estados Unidos por US Green Building Council, y desde ahí se ha extendido a todo el mundo a través de una red de empresas y agentes acreditados.
Al igual que el resto de sellos, en esencia esta certificación reúne un conjunto de normas y requisitos que convierten un inmueble en sostenible. En este caso se evalúan seis criterios, si bien de todos ellos la eficiencia energética es el de mayor peso en la calificación final.
Se califica la sostenibilidad de las técnicas de construcción, pero también de los materiales y recursos de interior, prestando atención al máximo confort de habitabilidad y uso, con el mínimo consumo de recursos. Además se mide el aprovechamiento del agua durante toda la vida del inmueble y, como se ha dicho, la eficiencia energética. Por último Leed presta atención a la innovación del proceso de diseño, valorando como muy positivas las soluciones ecoeficientes.
Como resultado de la evaluación, el edificio recibe su sello de Certificado Leed, como calificación más básica, o Plata, Oro o Platino, en la medida en que vaya sumando puntos. Esta certificación también implica menores costes de mantenimiento y una prima en el valor del inmueble.
Certificado Verde
Este sello de Valoración de Eficiencia de Referencia de Edificios es la aportación española a la certificación del impacto ambiental, social y económico de los edificios. El certificado Verde nació en el seno de la organización GBCe (Green Building Council España).
Tomando como base el Código Técnico de la Edificación y las Directivas Europeas, su principal diferenciación es una mayor proximidad al marco normativo español. En común con las anteriores propuestas mantiene que la certificación debe ser tramitada por un agente acreditado por la organización.
Siguiendo el protocolo de evaluación, el sello Verde garantiza que el “edificio ha sido construido respetando el medio ambiente, es compatible con el entorno y ofrece altos niveles de confort y de calidad de vida para los usuarios”.
Tres certificaciones que demuestran cómo el mercado valora y premia la vivienda sostenible en un proceso que no ha hecho más que empezar.