Tenemos la certeza de que el coronavirus está teniendo un efecto transformador y esto va a obligar a cambiar a la sociedad y muchos sectores. En este sentido, el turismo en verano encara el futuro con incertidumbre.
“El 100% de los destinos turísticos del mundo ha restringido ya los viajes como consecuencia del COVID-19”. Ésta es la leyenda que preside la web de la Organización Mundial del Turismo (OMT) y que da muestra de la excepcionalidad que vive este sector, quizá amenazado como ningún otro, por la crisis sanitaria. Pero nadie duda de que habrá un momento en que volvamos a hacer las maletas, la incógnita está en saber qué deberemos guardar en su interior y hasta dónde podremos llevarla.
La reducción de hasta el 30% en llegada de turistas internacionales mundiales que la OMT estimaba un ya lejano 27 de marzo, muy probablemente suene ahora optimista. Y de momento resulta imposible hacer predicciones de si se podrá viajar este verano ni dónde.
El hashtag promovido por la OMT de #viajamañana, recomienda hacer una planificación conservadora. En la misma línea, el Gobierno español ha declarado en varias ocasiones que se piense en un descanso estival dentro del perímetro español.
El futuro del turismo ligado al transporte
“El reinicio de la actividad turística no se puede contemplar como un proceso gradual de apertura de servicios subsectoriales sueltos e inconexos a su aire, sino como una cadena de valor integrada y coherente con el posicionamiento deseado para cada destino”, se explica desde Exceltur.
Como primer eslabón de esa cadena, la influyente asociación empresarial que agrupa a las grandes empresas españolas del sector, ubica al transporte. No se sabrá cómo vamos a hacer turismo hasta que no se defina cómo debemos (o podemos) desplazarnos.
La comisaria europea de Transporte, Adina Vălean, ha adelantado que a mediados de mayo se presentará una estrategia para reabrir el transporte y el turismo en Europa de cara al verano. El anuncio muestra el enorme interés de la UE por armonizar las medidas de los territorios miembros, pero dependerá del grado de control estatal de la epidemia de coronavirus.
Regulación de transportes
Es cada país el que regulará los desplazamientos en función a su contención. En su plan de desescalada, el Gobierno español contempla para el viaje en tren y autobús de media y larga distancia una ocupación máxima del 50% de los vehículos, que en la fase tres podría ampliarse. Y poco más se sabe con certeza.
En cuanto al viaje en avión, hasta que la epidemia no esté bajo control parece que las medidas apuntarán más al control del pasajero que a la reducción drástica en la capacidad de la nave, lo que convierte en económicamente inviables los vuelos en opinión de las aerolíneas. De hecho, algunas de Oriente Medio y Asia han anunciado la realización de test rápidos o controles de temperatura, pero estas medidas no son muy del gusto del pasajero, aún menos en Europa donde es especialmente celoso de cualquier intromisión en su intimidad.
Pero las señales de alerta son realmente preocupantes. La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) ya ha advertido de una caída del 52,9% en la demanda internacional. Esta contracción es la más importante en su historia reciente.
Estas cifras obligan a pasar a la acción. El pasado 4 de mayo, KLM reinició sus vuelos con Madrid, Barcelona, Roma, Milán, Budapest, Praga, Varsovia y Helsinki. Las condiciones para subirse a la nave son cumplir con un viaje de primera necesidad, pasajeros con mascarilla y control sanitario en el aeropuerto de Ámsterdam-Schiphol y lo estipulado en el de llegada. ¿Un anticipo de la que podría ser nueva normalidad en los próximos meses?
Los hoteles abren sus puertas
Por encargo de la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (CEHAT), el Instituto Tecnológico Hotelero (ITH) ha redactado un protocolo del sector. Una información esencial ya que los hoteles pueden abrir sus puertas desde la fase 1, estadio que numerosos territorios disfrutan desde el pasado lunes día 11.
Álvaro Carrillo de Albornoz, director general del ITH, considera que “es totalmente necesario tener ya, una guía práctica para la reapertura de los hoteles de manera segura, eficiente y homogénea. Es la mejor forma de trasladar confianza a los turistas y certezas a los hoteleros”.
Entre las medidas se propone la desinfección de llaves y datáfonos tras cada uso, utilización individual (o por familia o compañeros de habitación) de ascensores, aligeramiento de materiales textiles y mobiliario en habitaciones, desinfección del gimnasio tras cada uso, uso de restaurante previa reserva, etc…
Confianza es la palabra clave en esta vuelta escalonada a la normalidad. Con este objetivo se ha especulado con iniciativas como la etiqueta ‘Hoteles COVID free’ pero, ¿quién puede garantizar que un establecimiento está libre de contagios, sabiendo que el riesgo cero no existe?
Más plausibles parecen medidas como las recomendadas por CEHAT y las que tomarán las propias cadenas. Es el momento de entregarse a la tecnología para facilitar la gestión de la estancia del cliente de forma telemática, evitando que pase por recepción con una plena disposición de los servicios con un mínimo contacto humano. Las zonas comunes limitarán su apertura, contarán con un aforo por turnos más restringido
¿Habrá libertad de movimiento para poder viajar?
La otra gran incógnita es con qué libertad podrá circular el ciudadano, por supuesto, siempre fuera del marco del estado de alarma.
La canciller Ángela Merkel declaró en rueda de prensa en Alemania que esperaba contar para el 14 de junio con “un reglamento común europeo” que regule los viajes entre países, los vuelos y los cierres de fronteras. Por tanto, parece impensable pensar que antes de finales de junio se pueda recobrar la libertad de movimiento, que en una primera fase será a nivel nacional.
Las propuestas sobre cómo se accederá a las playas (cuya apertura está prevista para la fase 2), las medidas de los grandes museos tras abrir sus puertas, e incluso la regulación de los restaurantes en esta etapa post-COVID siguen siendo una incógnita que cada vez más pronto despejaremos.
El ejemplo chino
Pero sí hay un espejo donde podemos mirarnos para intuir cómo evolucionará todo. Está en China, y habla de los 115 millones de desplazamientos domésticos que registró durante el pasado 1 de mayo, celebración del puente del Día del Trabajo.
Las cifras dadas por el Ministerio de Cultura y Turismo de Pekín invitan al optimismo, pero también señalan dos enseñanzas. La primera es que el ciudadano reincorporará gradualmente su hábito de viajar, de hecho, el número oficial de desplazamientos fue el 41% inferior frente al del año anterior según las fuentes oficiales. Y, en segundo lugar, los traslados iniciales son cercanos, los destinos elegidos fueron mayoritariamente de proximidad.
De momento, el futuro del turismo y de otros muchos sectores está en el aire y tendremos que ver cómo evoluciona el coronavirus y avanzan las medidas de desescalada.