Algo importante se está cocinando en nuestra querida y a la vez incomprendida Plaza de España, ya que actualmente se ha convertido en uno de los temas de debate urbano, social y económico más importantes de la capital. Las razones son varias, pero desde luego la más llamativa es el interés que varios grupos empresariales especializados en hoteles de lujo, entre ellos el exótico grupo inmobiliario chino Dalian Wanda, han mostrado en esta extensión urbana de más de 36.900 metros cuadrados anunciando la instalación de nuevos hoteles en algunos de sus edificios más emblemáticos, así como en algunos otros que actualmente se encuentran desocupados. Concretamente, los edificios que serán destinados al uso hotelero son el Edificio España, los solares y la Torre de Madrid.
Además de estos nuevos hoteles anunciados, el Ayuntamiento de Madrid ha comunicado el deseo de intervenir en la isla central y de modificar la movilidad del entorno. Por lo que parece que la Plaza de España está a la espera de un nuevo futuro.
Pero para entender bien su compleja situación actual y ser capaces de imaginar y reflexionar sobre su transformación es importante conocer que inicialmente fue un límite urbano y que progresivamente se fue transformando en un nodo central de la ciudad. Pero esta conversión en plaza nunca llegó a tener un proyecto unitario, –solamente hubo un intento fallido en 1910 del cual sólo se conserva la estatua dedicada a Miguel de Cervantes– y tanto el espacio interior como la definición de sus fachadas, se fue conformando en diferentes momentos y sin un planeamiento previo.
Por otro lado, a pesar de su situación geográfica privilegiada dentro de la trama urbana, y su capacidad como elemento vertebrador en relación a varios hitos urbanos de relevancia, la Plaza de España se enfrenta todavía al gran reto de encontrar su identidad y de recuperar el papel de pieza fundamental en el espacio madrileño.
Sin embargo, parece que hay un rayo de luz al que aferrarse en cuanto a esta aparente falta de identidad de la denostada Plaza de España. La creciente reivindicación de diferentes tribus urbanas como los emos, youtubers o gamers (lo que hace 200 años en Madrid eran los majos, manolos o chisperos) han convertido a la mítica plaza madrileña en centro de operaciones de sus «quedadas» de fin de semana.
También, del subsuelo de la plaza parece aflorar otro de los iconos del Madrid más subversivo, el denominado «chino del parking de Plaza de España», cuyo nombre real es «Zhou Yulong», considerado por muchos como el más genuino de los restaurantes chinos de la capital y que marca el punto de partida de una zona ‘tomada’ por comercios chinos en la calle Leganitos: el madrileño China Town.
Además, esta plaza tuvo su pasado hollywoodiense pues a la sombra de la Torre de Madrid y del Edificio España, el estadounidense George Marshall rodó con Glenn Ford y Debbie Reynolds algunas secuencias de Empezó con un beso, mientras que Fernando Palacios dirigió a Tony Leblanc, Concha Velasco y Mabel Karr en El día de los enamorados.
La plaza de España quizá no sea la más grande, ni la más bella pero sigue manteniendo esa esencia madrileña de culto a lo mestizo, lo banal, lo concreto, lo que a nadie interesa pero está siempre en boca de todos. La Plaza de España, ahora más que nunca, es un gran espacio de oportunidad.