Castillo almenado de 29 habitaciones distribuidas en 9 pisos. Biblioteca, bodega y garaje. Terminaciones en madera, mármol y pan de oro. Completamente amueblado con piezas únicas. Superficie total: no llega a los 2 m2. Ubicación: en cualquier sitio que desee. Precio: 7,8 millones de euros. Las muñecas interesadas en habitarla pueden ponerse en contacto con su constructora, y experta en miniaturas, Elaine Diehl.
No busquen este anuncio en los medios. La mansión no está en venta. Solo ha sido hecha para admirarla. Es Astolat, la casa de muñecas más cara del mundo, un asombroso juguete artesanal que ha llevado más de 13 años de trabajos en los que ha colaborado un numeroso equipo de artistas de diferentes especialidades.
El propósito de Diehl no fue hacer una reproducción, sino un edificio real de proporciones diminutas. Solo la fachada es una imitación de la piedra hecha con papel cuché. Los suelos son de parqué; los puertas, de maderas nobles; los baños, de mármol y la grifería, de marca (y el papel higiénico de papel); cocina completamente equipada e instalación eléctrica en perfecto funcionamiento.
La decoración es una amalgama de estilos que se reparten por los 9 pisos y las 29 habitaciones, con diseños románticos inspirados en los cuentos clásicos, o cuidados ambientes victorianos, o de un sofisticado toque oriental. Y cada pieza que compone ese decorado estudiado hasta el mínimo detalle puede considerarse una obra de arte.
Astolat cuenta con 10.000 objetos únicos y muy valiosos. Solo la cubertería de plata auténtica que adorna uno de los comedores está valorada en 4.500 euros. Marcos, relojes y lámparas están bañados en pan de oro. Las alfombras son de hilo, como las mantelerías, y los tapices están hechos a mano.
Al coste de los materiales que se han utilizado hay que añadir los días de dedicación para conseguir estas perfectas miniaturas. Baste imaginar la dificultad de crear un mosaico con piezas casi microscópicas o de tapizar sofás y sillas con centímetros de tela.
Las botellas de la bodega y el bar contienen bebidas alcohólicas y los libros de la biblioteca son igualmente reales, impresiones en papel de obras completas que pueden leerse con una lupa. Entre ellos, una Biblia considerada la más pequeña del mundo.
Hasta las pinturas que cuelgan de las paredes, empapeladas con diseños exclusivos, son lienzos originales o cuidadas reproducciones de artistas como Thomas Lawrence.
Nos llevaría mucho más seguir describiendo cada detalle de este museo para cuentos de hadas: elaboradas chimeneas, paneles de madera grabados a mano, molduras talladas, muebles repujados… Y también una colección de joyas minimalista.
Trasladar Astolat para una exposición es casi un desafío, ya que en conjunto pesa 360 kilos y se tardan unas 20 horas en tenerla preparada con cada uno de los 10.000 objetos en su lugar. Y además la colección sigue creciendo al ir creando nuevas piezas o comprándolas en anticuarios especializados, de modo que su precio probablemente no deje de crecer.
Imagen destacada de ASTOLAT DOLLHOUSE CASTLE