Las autoridades chinas están habilitando nuevos centros urbanos por todo el país para reubicar a parte de su población, mejorar la habitabilidad y generar recursos económicos. Huashan es una de esas ciudades, situada en una zona rural a 1.200 kilómetros de Pekín, en las inmediaciones del gran río Yangtzé.
La orografía es muy particular, con un humedal en el entorno y un canal que conecta dos lagos del sistema hídrico del Yangtzé y que, a la vez, divide por la mitad el paisaje urbano.
La comunicación entre ambas partes es vital. Por eso, dentro de los planes de crecimiento de Huashan, la empresa de capital mixto (público y privado) Hubei United Investment Group (HUG), responsable de muchos de los mayores proyectos urbanísticos chinos, ha previsto la construcción de tres puentes que sirvan tanto para el tráfico rodado como para bicicletas y peatones. Los tres se le han encargado al arquitecto Santiago Calatrava.
El diseño está concluido y las obras acaban de comenzar en un tramo del canal que abarca 1,5 kilómetros de longitud. En ese espacio se pretende construir un paseo fluvial que conecte las plataformas elevadas, que dominarán todo el núcleo central con el juego de espacios, mínimo volumen, arcos inclinados y acero blanco, típicos del proyectista español.
El Xihu, el Licong y el Xianbi
En la parte más occidental del canal se levantará el puente Xihu: 103 metros de longitud y 20 de altura, con un solo arco atirantado y un paso inferior exclusivo para peatones.
En el extremo oriental se emplazará el Licong: 118 metros de longitud y 26 de altura. Éste contará con dos arcos inclinados y también con un paso inferior al que se podrá acceder desde las orillas del canal.
Y, entre ambos, el mayor de los tres, el Xianbi: 129 metros de longitud y algo más de 42 de altura. Su originalidad radica en que las plataformas de paso forman arcos exteriores a la estructura de apoyo para dejar en el centro un espacio vacío, generando de esa manera la sensación de una estructura liviana.
En un comunicado que acompañó la presentación del proyecto, Calatrava explicaba los objetivos de su propuesta: “La arquitectura es una de las artes que mejor contribuyen a la mejora y revitalización de las ciudades en el doble plano artístico y funcional. El proyecto de Huashan es un claro ejemplo de cómo un elemento urbanístico, que es clave para el próspero crecimiento de la ciudad, supone al mismo tiempo la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos, gracias a un planteamiento que permite integrar los tres puentes y el boulevard”.
Más allá de su utilidad urbana, HUG pretende que los puentes se conviertan en el símbolo de una nueva ciudad vanguardista y ecológica, capaz de integrarse en el paisaje rural y de deslumbrar como una pequeña metrópoli, en especial por la noche, cuando se despliegue una espectacular iluminación para resaltar esa muestra única de diseño español.