Cuando piensas en tu top 5 de ciudades europeas, Berlín siempre está presente en los primeros puestos. Todo depende del pie con el que te hayas levantado ese día pero si has tenido la oportunidad de recorrer la capital alemana, seguramente opines que Berlín no es una ciudad más y que por algo fue elegida como Capital Mundial del diseño por la Unesco en 2005.

Berlín es una de esas capitales cargadas de significado, de símbolos, de metáforas y claro, de historia. Esta ciudad conoce de primera mano que el ser humano es capaz de lo peor, pero también de lo mejor. Berlín es el ejemplo urbano de que aquel muro que se construyó para dividir el mundo hoy se ha convertido en un espacio cargado de mensajes que dan rienda suelta a la creatividad.

La cosa podría haberse quedado ahí (el East Side Gallery, la zona mejor conservada del muro que queda en pie, ya es un museo en sí misma). Pero cuando paseas por Berlín, además de los archi conocidos dibujos del famoso muro, descubres que en una ciudad que se encuentra en transformación y movimiento constante hay muchos más secretos guardados en el resto de “sus muros”. En 2007, se contabilizaron casi 20.000 graffitis en Berlín. ¿Por qué utilizar una única pared como símbolo de la libertad, cuando tenemos delante toda una ciudad llena de posibles lienzos?

El arte urbano continúa conquistando todos y cada uno de los espacios públicos de Berlín llegando a formar parte de la esencia y la personalidad de la que el New York Times denominó la ciudad con más graffitis de toda Europa. Al igual que sucede en Penang (Malasia), los otros muros Berlín también hablan y, su encanto es un imán para miles de turistas y artistas de todas las disciplinas.

En las pistas de baloncesto, en las entrada de los edificios, en las escaleras comunes, en una farola o en la misma puerta de un garaje. Los dibujos se cuelan por todas partes y la variedad de estilos y técnicas aplicadas son infinitos. Spray, acuarelas, tinta china, collage, materiales ferrosos, cientos de colores o blanco y negro, pegatinas, plantillas, expresionismo o dadaísmo… Los artistas urbanos dan rienda suelta a su imaginación compartiendo espacios y mezclando sus diferentes formas de entender el mundo.

Artistas anónimos o de reconocido prestigio como el misterioso Banksy o Space Invaders han dejado su huella por las paredes de la ciudad en la que incluso se organizan rutas guiadas por grafiteros en algunos de los distritos en los que se encuentran las últimas tendencias en materia de street art.

Las caras de celebridades como Bob Dylan, Mick Jagger, Michael Jackson, Jim Carrey, Jack Nicholson o el famoso beso entre los líderes comunistas Erich Honecker, de Alemania Oriental, y Leónidas Breznev, de la Unión Soviética, son algunas de las protagonistas de las obras.

Pasear uniendo barrios, calles, farolas y esquinas mirando hacia arriba, a un lado y otro para que no se te escape ningún secreto, se llega a convertir en adicción. Casi te olvidas de que tienes que visitar el Reichstag, la Isla de los Museos, el Monumento al Holocausto, la Puerta de Brandemburgo, subir a la antena de Telecomunicaciones, el Check Point Charlie, la Iglesia Memorial Kaiser Wilhelm, el Reloj de Alexanderplatz, el Tiergarten…

Si a esa rienda suelta de arte y liberta de expresión que cambia día a día, le sumas el reciclaje, las terrazas, las playas urbanas, los mercadillos de segunda mano u Ostalgie (un juego entre las palabras Osten (Este) y Nostalgie (nostalgia)) y, por supuesto, la cerveza alemana… se hace difícil que Berlín baje de ese podium de capitales europeas.