Más allá del Feng Shui: Otras filosofías orientales para hacer de tu hogar un lugar mejor

Equipo de Redaccion

Si pensamos en impregnar nuestro hogar de filosofía oriental, es muy probable que la primera referencia que venga a nuestro pensamiento sea el Feng Shui, la milenaria técnica china que en las últimas décadas se ha popularizado en occidente y que persigue la búsqueda del equilibrio energético en la vivienda mediante la aplicación de unos principios que se pueden trasladar a todos los elementos de la vivienda, desde la estructura y la orientación a los materiales, los colores del mobiliario o la decoración.

Pero en Oriente existen otras muchas corrientes de pensamiento cuyos principios pueden ser aplicados, en todo o en parte, a los inmuebles que habitamos con los objetivos de mejorar la salud, la felicidad o, incluso, impulsar el éxito..

Wabi Sabi, el elogio de la imperfección

Si no habéis escuchado antes hablar del Wabi Sabi, seguramente os sorprenda saber que la propuesta de esta filosofía de simpático nombre apunta a buscar la belleza en la imperfección y celebrarla ya que, precisamente, así es la naturaleza: imperfecta, temporal e incompleta.

Derivada del budismo y originaria de Japón, esta filosofía trasladada al interiorismo se traduce la utilización de materias primas naturales (madera, piedra, algodón…) y elementos inacabados o cuyas imperfecciones no se han ocultado, como objetos artesanos o vigas sin tratar. Los ornamentos se reducen a la mínima expresión ya que el Wabi Sabi persigue la apreciación de la simplicidad.

Ikigai, casas son sentido

Ikigai es una palabra japonesa que se podría traducir como “sentido de la vida” o “razón de ser”. Descubrir (o darle) sentido a la propia existencia es, probablemente, uno de los mayores retos a los que cualquier persona se enfrenta a lo largo de la misma. Lo que resulta algo menos complicado es que, durante el proceso de autoconocimiento, nos preocupemos de hacer de nuestra casa un reflejo de lo que somos nosotros mismos, nuestras pasiones, nuestras aficiones, nuestro potencial y nuestra motivación.

En este sentido, si comparamos el Wabi Sabi con el Ikigai, la primera corriente requiere grandes dosis de aceptación mientras la segunda necesita de una profunda y continuada reflexión.

El zen

El zen es un concepto altamente extendido en occidente desde hace tiempo y, probablemente por eso, su sentido se ha desvirtuado progresivamente. En ocasiones, el zen se utiliza como sinónimo de ‘minimalismo’, lo que no acaba de resultar preciso.

Proveniente de Japón y derivado de las mismas raíces budistas que el Wabi Sabi, se trata de una filosofía que busca el bienestar y la armonía. El minimalismo sería, en todo caso, un medio para conseguir este bienestar si se aplica en la creación de ambientes inspiradores sin estridencias. Los espacios y su decoración deben ayudarnos a calmar nuestra mente y no podremos hacerlo si nos vemos rodeados de elementos que distraigan nuestra atención. El zen exige limpieza, orden y sencillez: lo ideal es que todos los objetos a la vista nos resulten agradables y que no sobre ninguno de ellos.

Cuestión de limpieza

Y si hablamos de limpieza, Japón ha exportado una de las filosofías más populares. En este caso, se trata de una corriente contemporánea con nombre propio: el de Marie Kondo, quien se autodescribe como consultora sobre el estilo de vida y ‘coach’ y que ha desarrollado un popularcísimo método de limpieza con tintes de libro de autoayuda que ha logrado cambiar la vida de más de uno: no en vano, la revista Time la nombró una de las personas más influyentes del 2015. Marie Kondo invita a rodearse de objetos que te aporten felicidad, desprenderse de todos los demás y adoptar hábitos diarios para mantenerlo todo en orden.

Todas estas teorías invitan a ser aplicadas no sólo a la vivienda, sino a la propia forma de entender la vida. La salud, la felicidad o el éxito parecen metas ambiciosas a lograr, pero el esfuerzo puede merecer la pena. ¿Por qué no darles una oportunidad?

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