Casi 20 años después, el destino me volvía a poner en contacto con la capital de la comarca Sagra: Illescas, en la provincia de Toledo. Los recuerdos que mantenía vivos de esta villa eran bien pocos. Apenas algunos detalles de una gran celebración familiar. Pero, poco a poco, las buenas sensaciones de aquella visita han vuelto a mi memoria.
Me he dado cuenta de que si eres amante de la cultura y la historia, y te gusta la gastronomía exquisita, Illescas, sin duda, no pasa de puntillas por tu vida.
Esta población toledana te seduce, por el calor de su ambiente; y no me refiero al calor de la época primaveral, no. Me refiero, a ese calor que se respira cuando buscas la felicidad de la estancia y cuando sientes que no te importaría vivir allí. Illescas está en plena expansión y desarrollo. Sus paisanos presumen de un modelo de ciudad donde se comparte el arte, la cultura, la gastronomía y la industria. ¡Y no es para menos! Paso a paso esta idea cobra sentido. En algunos de sus polígonos industriales asentaron sus fábricas el súmmum de la aeronaútica y del automóvil (Airbus y próximamente Michelín). Sin duda, y a tenor de las circunstancias laborales de hoy en día, estas características te atraen…
Sí, Illescas me atrae. Una espectacular Calle Real, (llena de antiguas casas señoriales que todavía mantienen algunos de sus escudos en las fachadas) que es el eje fundamental de la villa como lugar de paso y tránsito de sus gentes entre dos de sus puertas: la de Madrid y la de Toledo. Illescas, es un lugar situado en un enclave excepcional: a poco más de 35 km de dos ciudades de referencia, la capital de provincia y la capital de España. ¡Normal que sus habitantes presuman de esta situación estratégica!
Qué ver y qué hacer
A pesar de que una información de finales del siglo XVIII afirma que Illescas quiere decir «descanso», que por supuesto lo encuentras si también lo buscas, ¡ya fue elegida, en el siglo XVI, por los reyes como lugar de recreo!
Estos son algunos de sus enclaves más destacados:
En la Plaza de las Cadenas está situado uno de los puntos turísticos de la villa: el Santuario de la Caridad, de los siglos XVI y XVII. En su interior hay una colección de cinco fascinantes pinturas de El Greco (La Caridad, San Ildefonso, La Coronación de la Virgen, La Natividad y La Anunciación) y en esta plaza, además, hay un emblemático olmo (Olmo de los Milagros) que tiene unos 500 años. Según cuenta la tradición en él quedó atado el burro que transportaba a Francisca de la Cruz, conocida en la localidad por un legendario milagro.
Otras plazas curiosas son la del Salvador, o La Plaza de Colón, dónde hay una famosa fuente de cuatro caños de piedra, que, anteriormente, había estado en otro emplazamiento: la Plaza de los Hermanos Fernández Criado. En ella está la Asunción de Santa María y en uno de sus extremos el edificio de obras y urbanismo del Ayuntamiento. Es una plaza poligonal que se configura como un espacio urbano protegido, dónde la mezcla de los edificios antiguos y los de nueva construcción consiguen conservar una homogeneidad perfecta del espacio.
Por último, y completando el recorrido de las plazas nos encontramos con la Plaza del Mercado, en la que está situado, desde el año 2002, el Ayuntamiento de fachada neomudéjar.
Pero su patrimonio monumental es mucho más amplio. Edificios de cultura historicista y modernista inundan las calles de Illescas. Se consigue así un paisaje ejemplar. Tampoco hay que dejar de visitar la Puerta de Ugena, construcción mudéjar de mampostería y ladrillo y una de las puertas de la muralla que rodeaba la villa en la Edad Media. Además, sin duda, merece la pena dar un paseíto por el convento barroco de las Recepcionistas Franciscanas. Y como no, recomiendo como visita curiosa: el Yacimiento del Cerrón, al suroeste de la villa dónde se hallaron restos del poblado celtíbero del siglo V al VII a. d r e Cr.
Pero la gente de Illescas, también puede presumir de otra exquisitez cultural; un monumento que no nos dejará indiferente: el vino.
Este enclave de la meseta española es uno de los más extensos en producción de vino del mundo. Cualquiera de ellos (Señorío de Illescas, Tintos de la Sagra…) cuando lo maridamos con productos típicos de la tierra conjugan de manera magistral. Varios son los restaurantes y tascas que puedes elegir para degustar sus manjares y sentir que además de por su belleza artística y estética, Illescas te conquista por su exquisitez gastronómica. Visita ineludible a uno de los templos de la cocina de Vanguardia en España: El Bohío, restaurante con una estrella Michelín en 1999 y nombrado como Mejor Restaurante del año 2009. Su dueño, el conocido “juez masterchef”, Pepe Rodríguez Rey, demuestra su pasión en la cocina y os aseguro que lo hace más que bien: pocos cocineros pueden conseguir que te chupes los dedos con una mezcla de cigalas con migas, uvas y chocolate. ¡Un auténtico manjar!
Otro restaurante recomendado también para degustar productos de la zona, es el Parador de Illescas. Es difícil resistirse al placer de comer “una parrillada de verduras de temporada con salsa de queso brie…” Y, si prefieres tapear, pues también tienes la opción…Vamos, que con el estómago vacío no te vas de aquí…
Si continúas con una ruta de tapas, puedes comer desde “filetes de venado sobre salsa de manzana con frutos rojos y balsámico de chocolate”, de La Almazara, una “tosta de piquillo relleno de queso ahumado o nueces y rúcula bañadas de vinagreta shot de salmorejo”, en el O’Connell St. En el Mesón de Los Coritos, podrás degustar un fascinante “Cochinillo asado sobre crema de patajo, nuez de guacamole, cherry confitado y fideos de jamón”.
La localización estratégica de Illescas, la cercanía de sus gentes, la tranquilidad de sus calles y la exquisitez de su industria, historia y gastronomía, consiguieron que todos aquellos vagos recuerdos de mi infancia cobraran vida de nuevo en mi mente.