Se conoce como estilo open spaces a los pisos y apartamentos liberados de paredes, puertas y otros límites de obra para crear una sensación de espacio abierto y luminoso. No se trata de darle una vuelta al concepto, ya clásico, del loft –aunque se inspira en él–, ese tipo de propiedad parte de una estructura industrial previa que se adapta para hacerla habitable.
Esta es una propuesta arquitectónica original: el edificio se concibe para que cada una de sus viviendas se abra a la ciudad a través de grandes ventanales que proporcionan luz natural a la superficie diáfana. Dicho de otra forma, el open space rompe con la idea de la casa como refugio, oculta por completo a los ojos de los extraños.
Teresa Sapey, arquitecta italiana afincada en Madrid, hace tiempo que trabaja sobre este concepto renovado del hogar, ya habitual en ciudades como Nueva York o Londres, y entiende la razón de que se esté convirtiendo en tendencia: “La tecnología nos aísla. Siempre estamos rodeados de gente, pero cada vez estamos más pendientes del móvil o de la tableta y no prestamos atención a lo que nos dicen. En las casas está pasando todo lo contrario. Necesitamos cada vez más espacios abiertos, que nos pongan en comunicación con los demás, que nos hagan sentir parte de un grupo, por eso están desapareciendo las barreras verticales”.
Pero no consiste tan solo en integrar la luz y el paisaje urbano en la vivienda y de ampliar el espacio común, el objetivo también es aprovechar esa falta de barreras para sacar partido a la multifuncionalidad: lo que ahora es una habitación que sirve como comedor después puede convertirse en un lugar de trabajo o en un rincón donde los niños jueguen. “Las estancias ya no tienen título. Ya no es la cocina, el comedor o el dormitorio. Se busca la flexibilidad. Cada vez los clientes te piden más espacios multifunción”, afirma Sapey.
Distribución de las áreas y decoración
La ‘sociabilización’ arquitectónica que proponen los open spaces no significa que se abandone la privacidad. Como es obvio, los baños se cierran y, si se prefiere, existen soluciones para delimitar alguna habitación. “El dormitorio principal puede incluir puertas correderas y persianas retráctiles para encerrar el espacio completo. Es como un nido dentro de un nido, o una casa dentro de una casa”, explica la arquitecta italiana.
Lo fundamental es que la persona que viva en este tipo de piso sea quien determine el uso que se hace de cada espacio y lo configure a su gusto, usando para ello tanto elementos decorativos como jugando con el propio mobiliario con el que cuenta la vivienda.
Los expertos del Grupo Inventia, especialistas en interiorismo y reformas, aportan algunas ideas generales que pueden servir como base para el diseño de los open spaces:
- Estudiar la distribución es vital para que lo diáfano no se convierta en un caos. Una vez que sepamos cómo vamos a ocupar los espacios, podemos utilizar muchos elementos para definirlos, como cortinas, biombos, muebles de doble uso, etc.
- Lo natural es que en la pintura primen los colores claros y suaves (blancos, beige, cremas) para buscar también así la sensación de amplitud y distribuir mejor la luz. Por supuesto, se puede personalizar alguna pared con cuadros de colores más intensos, diseños elaborados o vinilos.
- Cualquier estilo es válido para la decoración de un espacio diáfano: rústico, industrial, vanguardista… Aunque quizá la opción más adecuada hablando de open spaces es el minimalismo.
- Sobrecargar con muchos muebles o elementos decorativos choca con el concepto básico de estos pisos: el espacio. Por tanto, mejor muebles prácticos que se ajusten a cada área.