El diseño de habitaciones infantiles es uno de los retos a los que se enfrenta cualquier persona que quiera reformar su vivienda y conseguir un espacio confortable, divertido y organizado para los más pequeños.
Lo más importante es que la habitación no esté muy recargada y que resulte cómoda, además de estar adaptada a la edad del niño, con el fin de que se encuentre en un ambiente tranquilo y seguro. Para ello, debemos tener en cuenta ciertos aspectos relacionados con la organización del espacio y la seguridad del menor.
Diseño de habitaciones infantiles
Es importante crear una atmósfera acogedora y que invite al pequeño a desarrollar todas las facetas que le permitirán crecer saludablemente. Por ello, uno de los aspectos más importantes en el diseño de habitaciones infantiles es el color de las paredes.
Cuando el niño es pequeño elegiremos, preferiblemente, colores claros y neutros, como el blanco, el gris, los tonos tierra, el ocre o los tostados. Después, cuando el niño ya haya cumplido los seis o siete años, podremos adaptarnos a sus preferencias introduciendo alguna tonalidad que le guste especialmente. Para que el ambiente no quede muy recargado, podremos utilizar un color más intenso en una pared o en los complementos textiles de la habitación, como cortinas, cojines o alfombras.
Hay que tener en cuenta, además, que los colores transmiten sensaciones. El verde lo asociamos con la seguridad, mientras que el azul se utiliza para crear un ambiente tranquilo y relajado. El amarillo y naranja transmiten alegría, y el violeta potencia la creatividad, aunque también ayuda a dormir mejor.
De igual manera, se pueden colocar vinilos decorativos, pero hay que procurar que estén adaptados a la edad del pequeño. A medida que el niño vaya creciendo, podremos utilizar temáticas de su interés, como animales, mapamundis, planetas o dinosaurios.
La organización del espacio
Para organizar mejor la habitación infantil es necesario dividirla en zonas. Por un lado, estará la dedicada al descanso. Si la habitación la comparten dos niños, para distribuir mejor el espacio podemos disponer las camas a doble altura, en línea o con distribución en L, en función del espacio disponible. En la medida de lo posible, intentaremos igualar las condiciones de confort.
Además, el niño debería contar con una zona de estudio o de creatividad. Será suficiente con una mesa y una silla adaptadas a su altura en las que poder trabajar con manualidades cuando es pequeño o estudiar a medida que va creciendo. Lo importante es que el pequeño se encuentre cómodo.
Y, si hay sitio disponible, resulta conveniente crear una zona para leer, con una butaca adaptada al niño y los libros dispuestos a su alcance. De esta manera estaremos contribuyendo a potenciar el gusto por la lectura, tan importante en el desarrollo del menor.
Por su parte, el espacio para el almacenaje es clave si buscamos una habitación ordenada. Debajo de la cama podemos aprovechar casi un metro de profundidad. Este espacio puede estar organizado en cajones o a través de cajas con ruedas.
En cualquier caso, en todos los espacios de almacenaje, ya sean cajones, arcones, baúles o cajas con ruedas, conviene colocar pegatinas con el dibujo o el nombre del objeto a almacenar, con el fin de que los niños sean autónomos a la hora de sacar o guardar un objeto. De igual manera, si tienen colgadores a su altura, podrán dejar el abrigo y la mochila del colegio a diario y tener más ordenada su habitación.
La importancia de la seguridad
Aunque la decoración y la organización son importantes, a la hora de pensar en el diseño de habitaciones infantiles es necesario tener en cuenta la seguridad de los más pequeños. Existen muebles evolutivos que se adaptan al crecimiento de los niños. Por ejemplo, podremos encontrar en el mercado cunas que se convierten posteriormente en camas infantiles, para pasar a transformarse en un sofá que puede resultar muy útil en una zona de lectura.
A la hora de organizar un armario, lo mejor es tener un interior modular que podamos ir cambiando en función de la altura del niño. Así no creamos situaciones de riesgo cuando el pequeño quiera acceder a algún objeto de su interior.
Si utilizamos literas, es necesario contar con las medidas de seguridad adecuadas, tanto en los peldaños que permiten acceder a la cama superior, como a través de barreras de seguridad cuando el niño esté acostado.
De igual manera, nunca pondremos en las baldas más elevadas objetos que puedan llamar la atención del niño. Tampoco utilizaremos cajones desprovistos de seguro si el pequeño no tiene la edad adecuada para abrirlos y cerrarlos con cuidado.
Además, a la hora de planificar el diseño de habitaciones infantiles, hay que tomar la precaución de anclar a la pared aquellos muebles que tengan posibilidad de volcarse por el peso del menor.