Hay espacios que despiertan emociones y guían comportamientos y, en muchos casos, esa capacidad de despertar a los sentidos y llamar a la acción tiene que ver con la propuesta de interiorismo, especialmente relevante cuando se trata de negocios abiertos al público. Este área de especialización dentro del diseño y la decoración de interiores tiene en cuenta multitud de variables y una de las más interesantes es el capítulo de la iluminación.
Al margen de colores, texturas, distribuciones o elementos decorativos, la luz ofrece un incuestionable potencial a nivel comercial: no sólo se trata de crear un ambiente agradable que invite a entrar o a permanecer en el interior de una tienda, sino que puede incentivar la compra contribuyendo, en igual medida, a la buena marcha del negocio.
¿Cuáles son los principales factores a tener en cuenta a la hora de iluminar un local comercial? ¿Qué tipos de iluminación son los más adecuados? Los interrogantes se suceden y buscar las respuestas en el asesoramiento profesional es la mejor garantía de éxito, aunque conocer algunos aspectos claves es un buen punto de partida.
Tipos de iluminación
Crear experiencias de compra singulares es una tendencia dirigida a incrementar las ventas de un establecimiento físico en la era de internet sirviéndose de cuestiones como aromas, música, texturas… En este escenario, la iluminación comercial se convierte en un aliado perfecto, por ejemplo, a la hora de crear un ambiente propicio a la compra, aportar calidez y confianza o dirigir la atención del cliente hacia un punto o producto determinado.
¿Cómo conseguirlo? El primer paso es conocer los tipos de iluminación que, en líneas generales, se dividen en:
- General: Capaz de iluminar todo el local y que generalmente se consigue mediante la instalación de lámparas de techo o apliques de pared. A la hora de planificarla, es importante evitar la creación de zonas de sombra.
- Focal: Se utiliza llamar la atención sobre ciertos puntos del local o sobre productos determinados.
- Ambiental y decorativa: Con ligeras diferencias, una y otra tienen un carácter más estético. Ambos tipos de iluminación se emplean fundamentalmente para crear atmósferas evocadoras (por ejemplo, con velas, faroles o lámparas) o poner el acento en algún objeto decorativo (láminas, cuadros, revestimientos..).
Además, en función del tipo de iluminación a conseguir, se hablará de luz directa, indirecta, semi directa, semi indirecta o difusa y, del mismo modo, existe otra diferenciación que tiene que ver con las fuentes de luz empleadas. En esta categoría entrarían, por ejemplo, las luces incandescentes halógenas y no halógenas, los fluorescentes, led, fibra óptica…
Cómo iluminar un local comercial paso a paso
Una vez aclarados los conceptos básicos a la hora de iluminar un local comercial es el momento de empezar a definir el proyecto particular para cada establecimiento. De la combinación de unos y otros tipos y sistemas, así como de la temperatura de la luz, obtendremos la receta del éxito que, en cualquier caso, no debe olvidar los siguientes aspectos:
- Captar la atención del cliente: El escaparate es el punto de partida a la hora de iluminar un local comercial. No en vano, es la tarjeta de presentación del negocio. Un llamativo rótulo luminoso o una composición sugerente capaz de atraer todas las miradas son excelentes mecanismos para conseguir que la luz despierte la curiosidad del viandante.
- Identificar el producto: Una vez cruzado el umbral de entrada, en el interior del local lo más importante poner el foco en el producto. Si hablamos de tiendas, por ejemplo, expositores, vitrinas y similares han de estar perfectamente iluminados mientras que si se trata de, por ejemplo, un restaurante, puede ser aconsejable apostar por una iluminación más sugerente que directa sobre las mesas o reservados.
- Marcar el camino: La luz es un elemento perfecto para diseñar recorridos a lo largo del local. A lo largo de las zonas de exposición, jugar con la intensidad ayudará a reafirmar la distribución e invitará a los clientes a pasar a los probadores, a descubrir los últimos productos de temporada o a dirigirse a la línea de cajas.
- Definir ambientes en base a un presupuesto: La creación de una atmósfera que invite a la compra implica una inversión, no sólo en la instalación de forma inicial, sino también en el mantenimiento y, obviamente, en la factura de la luz. Por eso, antes de implementar cualquier proyecto conviene analizar los costes fijos y variables.
- Armonía de conjunto. Por último, para alcanzar el equilibrio entre estética y funcionalidad es necesario conseguir que no solo la iluminación responda a las necesidades del negocio, sino que el resto de elementos presentes hagan lo propio. Desde la paleta cromática a la organización pasando por los materiales o los acabados, todo suma para que el proyecto de interiorismo comercial logre el objetivo crear el ambiente adecuado que propicie las ventas y refleje la filosofía de marca.