¿Te imaginas cambiar tu casa por un convento y pasar un fin de semana de retiro espiritual? Ahora es posible gracias a una pequeña comunidad religiosa: las hermanas de Armenteira, en Pontevedra. Estas monjas de clausura ofrecen la posibilidad de vivir dos días como lo hacen ellas, dedicadas a la oración y al trabajo. Una experiencia única que permite valorar no solo la experiencia religiosa, también la arquitectura y riqueza natural que ofrecen los monasterios españoles. ¿Quieres hacer un recorrido por los más interesantes de la geografía de nuestro país?
Una experiencia muy enriquecedora
Dormir en un monasterio puede resultarle muy atractivo a muchas personas, por la curiosidad de descubrir cómo eran los aposentos de los religiosos siglos atrás. Hoy en día encontramos hospederías monásticas que daban la bienvenida a los peregrinos y ahora lo hacen a los clientes que buscan paz, alejarse de la ciudad y disfrutar de una experiencia inolvidable.
El Monasterio de San Pedro de Cardeña, en Burgos, es un convento de estilo cisterciense, declarado monumento histórico-artístico. De gran monumentalidad, está rodeado de jardines que alojan unas placas conmemorativas, haciendo honor a las noches que Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador y su esposa, Doña Jimena pasaron aquí. Aunque el monasterio fue fundado a finales del siglo IX, la fachada de su iglesia es básicamente gótica, debido a que en el siglo X el edificio fue destruido por las tropas de Abderramán III. El cuerpo de la iglesia consta de tres naves y capillas a los lados, llamando la atención su austeridad y gran altura.
El Monasterio de Santo Domingo de Silos posiblemente sea una de las abadías más conocidas de nuestro país y un magnífico ejemplo de arquitectura románica. Su claustro es el epicentro de la vida monástica, y está dividido en dos niveles que corresponden a épocas distintas: el inferior data del siglo XI y el superior del siglo XII. Todo el claustro consta de 16 magníficos arcos que dan lugar a las galerías y a otros edificios religiosos. El templo, centro de oración, fue derribado y levantado años después siguiendo un estilo neoclásico, aunque mantiene la Puerta de las Vírgenes tal y como fue concebida. Además de encontrar un lugar de sosiego y tranquilidad, pasear por el claustro bajo es también disfrutar de una colección de 64 capiteles de diferentes temáticas que representan escenas bíblicas, elementos naturales y figuras de animales.
En Rascafría, a 60 kilómetros de Madrid y descansando en el valle de Lozoya, se encuentra Santa María de El Paular. Sus obras de construcción comenzaron en 1390 y duraron varios siglos, por lo que es fácil encontrar vestigios de diferentes movimientos arquitectónicos del gótico, renacentista o barroco. Durante cuatro siglos y medio se convirtió en una de las cartujas más importantes de Europa y también en una de las más adineradas. De hecho, los ingresos que recibía permitieron costear la construcción de otra gran obra, la Cartuja de Granada. Sin embargo, la época de esplendor se extinguió en1835, con la ley de la Desamortización. Años difíciles hasta que en 1954, el monasterio fue recuperado de nuevo para la vida monástica. El claustro mayor alberga las celdas de los cartujos y un conjunto artístico de gran valor: 52 pinturas del fundador de la Orden de los Cartujos, San Bruno de Colonia, cuelgan de las paredes de este impresionante edificio.
Enclavados en entorno naturales
La mayoría de estos edificios se encuentran situados en enclaves naturales muy privilegiados, pues era importante ofrecer un espacio agradable, lejos del ruido, y a ser posible, en contacto de la naturaleza, para fomentar el retiro espiritual y la llamada a la oración de los monjes o sacerdotes que lo habitaban. Por eso, visitar alguno de los monasterios repartidos por la geografía española es también disfrutar de un entorno natural único.
Es el caso de El Monasterio de Piedra, rodeado de un Parque Natural de gran belleza que tiene como protagonista el agua. Se necesitan unas dos horas para recorrerlo al tiempo que se puede disfrutar de un paisaje exuberante formado por el río Piedra, saltos de agua, cascadas, caminos y senderos flanqueados por un bosque frondoso y una excepcional vegetación. Fue la Orden del Císter quien fundó en el siglo XII este conjunto arquitectónico, cuyas dependencias, sala capitular, cillería, cocina y refectorio parten de un claustro principal con planta cuadrada.
Un ambiente de paz y serenidad inundan la sierra de Yesa, ubicada a unos 50 kilómetros de Pamplona. En ella descansa El Monasterio de San Salvador de Leyre, un espectacular conjunto que alberga asombrosos tesoros. Uno de ellos es la cripta del siglo XI y también un impresionante pórtico románico del siglo XII. Visitarlo es viajar al pasado: es escuchar los cantos gregorianos que quiebran el silencio y conocer los secretos de la vida monacal de la orden benedictina. Pero también es gozar de un marco natural de gran valor: el valle del Leyre que rodea el edificio como si de una muralla natural se tratara. A los pies del monasterio se alza el embalse de Yesa, cuyas aguas tornan de color por la incidencia del sol. Y a lo lejos, los Pirineos dibujando de manera extraordinaria el horizonte.