Seguridad en el uso y flexibilidad para cubrir las necesidades de espacio de las empresas en un momento de incertidumbre. Estas son las bazas con las que los espacios de coworking esperan sortear la crisis.
En la era del distanciamiento social, las medidas de prevención frente a la Covid-19 han transformado la oferta de los espacios de coworking. Estos centros de espacio compartido que habían hecho bandera de la socialización entre emprendedores y empresas parecen abocados a reinventarse.
No todas las actividades se han visto afectadas del mismo modo por la nueva normalidad pero una de las más afectadas es la de los hasta ahora pujantes coworking y flex office. Las dos primeras evidencias son que su modelo de negocio necesita ser revisado, y que no todos los centros actuales se podrán adaptar.
Los coworking se recuperarán en el último trimestre
Sin embargo, el sector quiere lanzar un mensaje de optimismo. En el observatorio online Mercado de oficinas: todo se transforma, organizado por el diario El Economista en mayo, se estimó que la recuperación de esta actividad llegará a finales de 2020: “Los sólidos fundamentos de este mercado y la apuesta de los grandes propietarios por el desarrollo de activos de máxima calidad a lo largo de los últimos años, han llevado al sector a un estado de consolidación que le hace resistente frente a etapas de crisis como la que estamos viviendo”, explican.
Sin embargo, Óscar García, fundador de Fisrt Workplaces y miembro de la junta de ProWorkSpaces, patronal del sector, reconoció que “a nivel de facturación ha impactado mucho a todos los operadores, sean pequeños, que lamentablemente muchos desaparecerán, o grandes”.
Pero para este ejecutivo, “de cara al tercer trimestre vamos a crecer, porque somos una solución a la incertidumbre”.
Alternativa al trabajo desde casa
Justifica esta confianza la flexibilidad, inmediatez y multilocalización que su oferta ofrece a unas empresas que cada vez tienen más dificultad para medir las necesidades de espacio en el corto y el medio plazo.
Una gran baza para un sector que se ofrece como alternativa a la moda del home working. La realidad muestra que no todos pueden o quieren trabajar desde casa, pero para evitar los desplazamientos hasta las oficinas centrales también se ofrecen estos centros como una alternativa en cercanía de conciliación.
¿Es seguro un coworking?
El gran reto es volver a ganar la confianza de los usuarios. Cuestión para la que es prioritaria la seguridad.
Garantizar la calidad del aire, minuciosos protocolos de higienización, reducción al 50% del aforo en las salas de reuniones, disponibilidad de gel hidroalcohólico, papeleras de pedal, desinfección de los paquetes recibidos, utilización de vajilla biodegradable de un solo uso en zonas comunes o potenciar los eventos online son algunas de las medidas propuestas por Utopicus.
Con ocho espacios en Madrid y cinco en Barcelona, esta red de referencia en el sector asegura que pese a no poder “eliminar la incertidumbre, vuelca todo su esfuerzo en la seguridad”. E invita a conocerlo con una oferta de “una semana de prueba gratuita”.
La seguridad en el uso y la facilidad en el acceso son las consignas del sector. Pero las exigencias son muchas, la duda es cuántos centros podrán soportar hasta que una cura para la covid-19 devuelva la antigua normalidad.
Pros y contras de los espacios de coworking en la nueva normalidad
En un rápido balance de situación se identifican pros y contras de la utilización de espacios de coworking
A favor
- Los centros de coworking más competitivos se ubican en instalaciones que no están superpobladas, lo que facilita los dos metros de distancia interpersonal entre los puestos de trabajo.
- Cuentan con espacios modulables y un mobiliario muy adaptable a la situación, lo que evitará hacer grandes inversiones para afrontar el cambio.
- Su usuario medio está predispuesto a asumir el cambio.
Las incógnitas o contras
- La disposición de los dueños de los inmuebles que ocupan las empresas de coworking para flexibilizar los contratos. Circunstancia que ubica en ventaja a los centros o cadenas propiedad de inmobiliarias u otros grandes propietarios
- La predisposición de utilizar sus servicios por parte de los nuevos perfiles de clientes a los que se dirigen. Es el caso de las grandes empresas –a las que ofrece flexibilidad para regular sus necesidades coyunturales de espacio y apoyo a la conciliación–, y a las pymes –que pueden encontrar en estos espacios una herramienta para sortear la crisis–.
- El éxito en la labor de concienciación social de los usuarios. La sensación de seguridad sanitaria que transmita el coworking va a depender en buena manera del comportamiento de sus clientes.
La duda está en saber hacia qué lado de la balanza inclinarán unos y otros, pero una parte del sector cree firmemente en su futuro, y está dispuesta a dar la batalla.