Internet invita a emprender. Basta una pequeña estructura de negocio y, claro, un buen producto para crear una tienda online y comenzar a vender. Muchas de estas iniciativas establecen su centro de operaciones en un domicilio o en una pequeña oficina. Suficiente para gestionar los pedidos, pero no para organizar la logística si lo que ofreces son productos tangibles.
Hay que contar con un stock mínimo, es decir, un lugar de almacenaje desde el que organizar la recepción de mercancías y el envío de las compras. Para una pequeña empresa que acaba de comenzar su actividad puede resultar un esfuerzo presupuestario grande hacerse con un local que cumpla con las características exigibles para las operaciones de transporte, como por ejemplo accesos amplios a pie de calle.
Pero existe una alternativa de bajo coste: los garajes. Son muchos los que están en desuso o se han convertido en trasteros improvisados que es posible alquilar por cifras asequibles, si es que no tienes la suerte de contar con uno de tu propiedad o el de un familiar.
Es una solución práctica que en todo caso requiere de cierta planificación. Para transformar un garaje en almacén conviene tener en cuenta estos 5 consejos:
- La ubicación es fundamental. Como ya hemos visto en este blog, los almacenes deben estar en lugares a los que se pueda acceder fácilmente en un vehículo y, mejor aún, situados próximos a vías rápidas. Lo ideal es que, además, estuviera junto a la oficina desde la que se organizan los envíos, pero esto resulta secundario.
- Planifica el espacio. La ventaja es que partes de una superficie diáfana, lo que simplifica la tarea porque podrás aprovechar al máximo todo el volumen construido. Analiza la distribución teniendo en cuenta las zonas de paso que necesitarás para ordenar la mercancía: un metro de anchura será suficiente si vas a trabajar con piezas pequeñas, pero será poco práctico si hablamos de cajas grandes.
- Acondicionamiento y suministros. Necesitarás más puntos de luz ya que de por sí estos espacios no suelen contar con una iluminación suficiente. También más conexiones eléctricas, por si precisas ayudarte de herramientas mecánicas, ordenadores, etc.
- Organización del espacio. Hay que aprovechar cada metro cuadrado en una superficie de por sí limitada. Estos son algunos recursos:
- Armazones o bastidores para palés. Se apilan unos encima de otros. Aconsejables para materiales de mayor volumen y que no son lo bastante rígidos para apilarlos en el suelo.
- Casilleros, estanterías y gavetas. Para almacenar artículos en lotes pequeños.
- Estanterías superiores o suspendidas. Estructuras que se instalan en alto, ancladas al techo. Por ejemplo, para aprovechar el espacio que queda sobre la puerta del garaje. Eso requiere, lógicamente, prever una forma de acceso cómoda.
- Altillos. Si el garaje tiene suficiente altura, puedes plantearte construir un espacio a modo de buhardilla, comunicada por una escalera, bien para añadir volumen de almacenaje (para mercancías de pequeñas dimensiones y poco pesadas) o para habilitar una zona de oficina.
- Seguridad. Gran parte de tu inversión va a estar almacenada allí, de manera que deberías contar con sistemas de seguridad externos (empresas especializadas que vigilen el local las 24 horas) y estructurales (puertas blindadas, ventanas protegidas…). No solo debes reducir el riesgo de que te roben la mercancía, sino de perder también a los clientes al no poder cumplir con tus compromisos de venta.