Cualquier ciudad está sometida al desafío permanente de la modernidad, a mirar hacia el futuro conservando lo mejor de su pasado. Sin embargo, esta tarea resulta especialmente compleja cuando un legado histórico y artístico único en el mundo debe convivir con una vocación transformadora.
Córdoba, patrimonio de la humanidad, lleva muchos años ante este dilema urbanístico. Hasta finales del pasado siglo, no existían realmente planes de expansión y renovación destacables. Vivía por y para su extraordinaria herencia, generadora de cuantiosos ingresos por el turismo, pero alejada de los movimientos urbanos que impulsaban la renovación de las principales urbes europeas.
La llegada del AVE fue el primer impulso para el cambio. No obstante, precisaba de un guión, una pauta que estructurase esa nueva visión de la ciudad; una forma distinta de entenderla y de vivirla. La respuesta estaba en el Guadalquivir, su eje natural, que había pasado a ser un simple accidente geográfico, sin apenas vínculos urbanísticos con los barrios colindantes y el centro histórico.
Así, durante la pasada década, las actuaciones arquitectónicas pusieron su mirada en el río. Primero, para ensanchar y limpiar su cauce, crearon zonas verdes desde donde empezar a transmitir la necesidad de un crecimiento ecológico y sostenible. El Balcón del Guadalquivir fue el símbolo de ese reencuentro de los cordobeses con su río: un parque en forma de terrazas diseñado por el arquitecto Juan Navarro Baldeweg, que integra el cauce y su paisaje en la ciudad.
Después, llegó la inauguración del Museo del Agua en el Molino de Martos y los nuevos puentes para enlazar el norte y el sur de la ciudad. Empezaron por el de Miraflores, una delicada pasarela que conecta los jardines de Miraflores con el casco histórico, permitiendo el uso exclusivamente peatonal del Puente Romano. La última conexión entre ambas orillas es el puente de Abbas Ibn Firnas, junto al aeropuerto, inaugurado hace un par de años.
De 2000 a 2010 se realizaron hasta 14 grandes iniciativas urbanas con las que se ha ido desarrollando una idea renovada de habitabilidad, a partir de la cual, se construye la Córdoba moderna e innovadora, solapándola con la Córboba artística y milenaria.
Otra evidencia arquitectónica de ello es el conocido como Paseo de Córdoba, 42 hectáreas urbanizadas tras soterrar las vías del tren y convertidas en unos 1.800 metros de parques, fuentes, centros de restauración y ocio, viviendas y oficinas. Un lugar de convivencia diurna y nocturna que actualmente es uno de los principales atractivos inmobiliarios de la ciudad.
Pero, no es la única actuación relevante. Existen otros planes para la renovación de barrios tradicionales. El más ambicioso es Urban Sur, que pretende reactivar la zona sur de Córdoba en torno a su proyecto estrella: la rehabilitación de la antigua Escuela de Magisterio cuyo objetivo es convertir el espacio en un centro cultural para toda la ciudad. Se caracteriza por un llamativo uso del color, el volumen y la iluminación que cuando se inaugure en 2015 será otro de los símbolos de la ciudad.
“Córdoba, dentro de poco tiempo, será una de las ciudades más eficientes en cuanto a gestión energética”, ha afirmado recientemente el alcalde, José Antonio Nieto, poniendo el foco sobre otro de los aspectos clave en esa nueva concepción de la urbe. Por ello, forma parte de la red europea de ciudades inteligentes, Smart Cities, de la que recibe fondos con los que llevar a cabo proyectos de movilidad como ‘Camino al cole’: rutas escolares y acciones de concienciación dirigidas a la comunidad educativa, con la que lograr que cada vez más niños hagan su camino al colegio andando.
Del río al corazón urbano; de los viejos barrios a las nuevas zonas residenciales. Córdoba evoluciona para ser mucho más que un referente artístico: la evidencia de que la innovación y la historia pueden ser complementarias, y de que la ciudad sostenible es un factor de desarrollo económico y social. Bienvenidos a la Córdoba de siempre… y a la Córdoba que ya es futuro.
Foto @Kalysee, distribuida con licencia Creative Commons BY-2.0