Cuando los españoles vamos a comprar una vivienda, damos más importancia a la ubicación que al precio. Esta es una de las principales conclusiones de la encuesta realizada por la red inmobiliaria Re/Max y la consultora Great Place toWork, de la que ya hemos hablado en este blog cuando analizamos cómo buscan piso los españoles.
Se compra o se alquila pensando en la familia, en especial en los hijos (así lo decía un 25% de los encuestados). Como es lógico, ese criterio de búsqueda influye en el coste de las casas: a mayor demanda, más se encarece el producto.
Así lo confirma un estudio sobre cómo afecta la proximidad de los colegios al precio de la vivienda elaborado por Urban Data Analytics (uDA), empresa especializada en el análisis de datos del mercado inmobiliario. La investigación se ha llevado a cabo en Madrid, una gran ciudad donde las distancias son decisivas en la calidad de vida.
uDA estableció dos radios concéntricos en torno a las viviendas que se vendieron durante un año, el primero con una distancia máxima de 500 metros hasta el centro escolar más cercano y el otro, de 500 a 1.000 metros. El resultado fue que el precio aumentaba en un 6% en las más próximas.
En concreto, el coste medio del metro cuadrado pasaba de 2.081 euros a 2.214 euros. Esa diferencia se reduce al 4,7% (de 1.700 a 1.785) en otras localidades de la región madrileña porque allí la distancia y el tiempo de desplazamiento no son tan problemáticos.
“Los mayores aumentos de precio se dan en zonas periféricas de la ciudad, donde se están estableciendo familias con miembros en edad escolar y rentas disponibles por hogar medias y altas –explica Carlos Olmos, director de uDA–. Por otro lado, en el centro urbano, los factores urbanos son variados, por lo que el precio de la vivienda obedece a factores mucho más diversos, perdiendo peso el factor de cercanía de los centros de educación”.
Transporte: otro elemento fundamental
Pero al valorar la ubicación, no solo es decisiva la cercanía a un colegio. También las facilidades para el transporte, lo que por las mismas razones encarece los precios. Urban Data Analytics ha abordado esa influencia con un estudio similar al anterior, igualmente en Madrid, pero sustituyendo los centros escolares por las estaciones de metro.
En este caso, a la cercanía hay que añadir el dato de las renta media de cada zona: cuanto más baja, más relevancia tiene el transporte público. Así, en los distritos periféricos y en el sur de la capital, las viviendas llegan a ser hasta un 18% más caras si disponen de una boca de Metro a menos de 250 metros.
“Los factores urbanos que determinan el precio de la vivienda son más numerosos cuanto mayor es la consolidación del barrio; es por eso que la influencia de la cercanía al Metro de forma aislada se concentra en el exterior de la M-30”, añade Carlos Olmos.
El mismo estudio indica, sin embargo, que el transporte no tiene tanto peso en el precio de los alquileres ya que este régimen de vivienda permite cambiar de casa con más facilidad, pudiendo elegir un área próxima al trabajo.