Las grandes obras merecen lucir su espectacularidad, su historia o su valor cultural las 24 horas del día. Iluminar cualquier elemento urbano de estas características, como una iglesia, un castillo o el recientemente inaugurado Puente de la Pepa, construido en Cádiz, requiere un estudio detallado con tres elementos clave:
- La luz no solo tiene que aportar visibilidad, también debe formar parte del diseño, resaltando las líneas y adornando el conjunto. Por tanto, hay que definir el tipo de haz que recibe cada superficie, la intensidad necesaria y la tonalidad.
- Es necesario analizar la colocación de los puntos de luz para conseguir el efecto deseado.
- El consumo eléctrico siempre es alto, por lo que se deben buscar soluciones técnicas buscando la mayor eficiencia energética.
La luz como diseño
Los proyectos de iluminación monumental comienzan diseñando la imagen nocturna que queremos obtener. Utilicemos como referencia la renovación del alumbrado artístico del casco antiguo de Cáceres, que se inició a finales de septiembre.
Los expertos de Endesa y el Ayuntamiento de la ciudad prepararon un plan global en el que, para empezar, se ha decidido dar soluciones individualizadas a cada edificio y monumento, pero buscando al mismo tiempo lograr un conjunto visual armónico.
Con ese propósito, como indican los responsables del proyecto, se han analizado todas las perspectivas de los espacios a iluminar tanto durante el día como por la noche: las zonas más sombreadas, las que pueden producir deslumbramientos, los obstáculos para los focos, los lugares donde hay que visualizar el color…
A partir de todas esas consideraciones se elige la ubicación de los focos y el tipo de proyectores y lámparas. Por ejemplo, de luz fría o cálida, o dinámicos para tener más posibilidades creativas. En todo caso, una buena iluminación monumental no debe enmascarar sino resaltar las características de cada construcción (tonalidad, textura, detalles arquitectónicos…).
Objetivo: eficiencia energética
La noche es un gran absorbente de luz, lo cual, unido a las dimensiones de los monumentos, obliga a emplear luminancias muy altas. Es decir, el gasto energético es grande, de modo que los proyectos que se están llevando a cabo tienen como prioridad lograr la mayor eficiencia energética posible.
Todos los expertos señalan que la tecnología LED ha permitido una considerable disminución del consumo, aunque aún tenga algunas limitaciones en cuanto al flujo luminoso. Pero ese no es el único modo de ahorrar electricidad. Los especialistas de GTM Ingeniería apuntan que la telegestión del alumbrado es clave.
Se trata de sistemas informáticos inteligentes que controlan cada circuito: su encendido y apagado en función del nivel de luz natural, el gasto energético o el estado de las lámparas.
De ese modo se pueden realizar modificaciones de intensidad para adaptar el nivel de alumbrado a los parámetros de consumo requeridos. Porque la belleza urbana no puede estar reñida con el ahorro ecológico.