La tecnología se ha convertido en una herramienta de transformación de las ciudades. Ese concepto de desarrollo urbano, que se conoce como Smart Cities, evoluciona con rapidez aplicando innovadores sistemas inteligentes para cumplir con tres propósitos: hacerlas más habitables, sostenibles y seguras.

Por eso son muchos los proyectos que están dedicados a mejorar el tráfico, ya que con ello se conseguiría una mayor movilidad (menos tiempo de desplazamiento), una más alta eficiencia energética (menos consumo de carburante y menos emisiones) y una reducción de los accidentes.

En varias ciudades de EE.UU. se ha implantado una extensa red de radares, cámaras de vídeo y detectores del flujo circulatorio que en tiempo real envía los datos sobre el estado del tráfico en cada zona, en cada calle e intersección a un centro de control. Un algoritmo analiza toda esa información y establece unos patrones para coordinar mejor los semáforos y facilitar una circulación más fluida.

Este sistema inteligente, desarrollado por investigadores de la Universidad de Purdue (EE.UU.) y que ya se está extendiendo a otros estados norteamericanos, permite que las señales se adapten al estado real del tráfico, mejorando la sincronización y temporización de los semáforos para mantener la luz verde encendida con la frecuencia adecuada en función del flujo de vehículos.

El propósito es seguir evolucionando la red y el algoritmo para lograr la completa autonomía del sistema, es decir, que no haga falta enviar los datos a un centro de control, sino que haya una respuesta automática ajena a la intervención humana. Además se pretende que los conductores reciban en su propio vehículo (si cuenta con conexión a la Red) rutas alternativas personalizadas para ahorrar tiempo de desplazamiento.

Se ha comprobado que en las ciudades donde se ha aplicado esta señalización se han reducido los atascos en un 40% y los accidentes en intersecciones han disminuido un 50%.

Seguridad de los peatones

Pero las señales inteligentes no sirven solo a los conductores. También pueden ser esenciales para la seguridad de los peatones, como están comprobando los ciudadanos de Cambrils (Tarragona), donde se ha implementado un sistema de iluminación automática en algunos pasos de cebra.

Unos sensores detectan la presencia de una persona dispuesta a cruzar la calle y encienden unas señales luminosas LED en el pavimento y en postes elevados para advertir a los conductores. El sistema se alimenta de placas fotovoltaicas, por lo que no hay gasto energético.

Otras ciudades españolas como Córdoba, Badajoz y Antequera se han interesado por el sistema y han empezado con las pruebas. Además, se está estudiando su aplicación en otras señales de tráfico, como el stop o el ceda el paso: se iluminarían al detectar la proximidad de un vehículo. El futuro de las Smart Cities solo acaba de empezar.