¿Sabes la diferencia entre proindiviso y multipropiedad? Descubre los detalles de cada uno

Equipo de Redaccion

¿Tienes unos amigos que disfrutan de una casa por turnos, durante unos días o semanas al año? Esto es la multipropiedad y curiosamente España es el país europeo donde más se practica. Sin embargo, esta tendencia está comenzando a disminuir. ¿Quieres saber por qué?

La multipropiedad frente al proindiviso

El modelo de la multipropiedad consiste en que varias personas se ponen de acuerdo para disfrutar una propiedad determinada por turnos y en períodos independientes, es decir, cuando el resto de los propietarios no están. Es un modelo que está regulado por la ley y por lo general, los beneficiarios acuerdan usar la casa durante una o varias semanas concretas al año, aunque también se la pueden transferir a terceros a cambio de una compensación económica. En ningún caso se convierten en propietarios.  La gran ventaja de este modelo es que solo se paga por lo que se disfruta.

Entre los años 2000 y 2006 creció mucho el número de contratos de multipropiedad. Sin embargo, esta tendencia está invirtiéndose desde hace dos años: “Hoy en día, existe mucha morosidad en este tipo de contratos y ha aumentado el número de personas que quiere deshacerse de este tipo de aprovechamiento por turnos, aunque la realidad es que no es nada sencillo”, asegura Nieves Gil Agraz, abogada especialista en temas inmobiliarios.

Derechos y obligaciones de los usuarios de la multipropiedad

Al tratarse de un régimen de uso compartido, se establecen unos derechos y obligaciones que todos deben cumplir. Por ejemplo, respetar las instalaciones, permitir las reparaciones que el inmueble exija por su uso y responder ante los daños que se hayan podido ocasionar mientras los inquilinos han disfrutado del inmueble son algunas de ellas.

Por supuesto, todos los usuarios deben contribuir económicamente para afrontar las cargas y gastos derivados de la comunidad, el impuesto sobre bienes inmuebles y todos aquellos derivados de la vivienda. Cada beneficiario pagará la parte proporcional al tiempo de disfrute que tenga establecido en el contrato y a cambio gozará de los servicios necesarios durante ese período. Sin embargo, también hay que leer la letra pequeña: “Una vez que se firma este tipo de contratos, el derecho de desistimiento debe hacerse en un plazo máximo de 14 días a contar desde la fecha de la celebración del mismo, y hay un plazo de dos años para la anulación del contrato. Además, este tipo de derechos tiene una duración máxima de 50 años, y se transmite a los herederos forzosos”, apunta Gil Agraz.

Las empresas que ofrecen este tipo de servicios deben facilitar al consumidor toda la información necesaria en un documento de oferta que haya sido previamente aprobado por el Registro de la Propiedad. “Es importante no firmar nada que no se entienda, así como identificar el inmueble sobre el que va a recaer la semana de disfrute, el importe y el plazo. También es crucial conocer el derecho de desistimiento y la obligación de no pagar anticipos por este tipo de contratos”, concluye Nieves Gil. Por otro lado, es importante saber que no es tan fácil deshacerse de este tipo de contratos por mucho que la empresa asegure que sí, por tanto, es aconsejable dejarse asesorar siempre por un experto antes de firmar cualquier acuerdo. Así evitaremos sorpresas desagradables.

Las ventajas del proindiviso

A diferencia de la multipropiedad, el proindiviso sí convierte a las personas en propietarias de la vivienda, mientras que la multipropiedad les convertía solo en dueños del uso. “Hay que reseñar que el término propiedad o multipropiedad está mal aplicado jurídicamente ya que, en definitiva, el consumidor no va a ser propietario del inmueble nunca”, apunta la abogada Patricia Alzate Monroy.

El proindiviso se da en muchos casos cuando hay una herencia y varias personas se convierten en propietarias de un inmueble sin haberlo elegido y esto conlleva una serie de obligaciones a las que no todo el mundo puede hacer frente. Por ejemplo, en el momento en el que dos o más personas se convierten en dueñas de un proindiviso, tienen la obligación de hacer frente a los gastos de forma proporcional, así como el derecho de disfrutar de la propiedad según acuerden de forma amistosa. Sin embargo, puede ocurrir que uno de los co-propietarios quiera renunciar a su parte indivisa, en ese caso puede vender su parte a los otros propietarios acordando un precio.

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