¿Quieres alquilar tu casa? Seduce a tus visitas

Virginia Zorrilla

Por fin, ¡alquilado!

Durante los meses que me ha costado alquilar la que ha sido mi casa por muchos años, he confirmado un hecho: la visita de los posibles inquilinos (o compradores), es el momento clave en el que se le pone cara al que puede ser su hogar, es la llave para articular una transacción que a todos beneficia, o al menos debería ser así. ¡¡El éxito de la visita es el triunfo de la negociación!! Porque sólo en unos minutos se pueden decidir muchas cosas cruciales para la vida de las personas.

Las visitas

En siete meses más de 20. Y cada una ha tenido una historia. Hay que estar preparado para todo. Un posible inquilino, fuerte y con cara enfadada, entra y sube la persiana con mucha fuerza, la rompe y se va mientras regruñe “estoy interesado, llamadme” (“glups, éste no nos gusta”, pensamos).  Una pareja ideal, con una niña y una brújula en la mano, comprueban si la orientación publicada (sur), es de verdad sur y si la vivienda cumple con las condiciones de orientación adecuadas para que “todo fluya en su posible hogar” (pero no llaman). El más reciente, entregado, simpático, don de gentes, impaciente, dispuesto a entrar en la casa desde ¡ya!… Casi por casualidad nos enteramos de que, el personaje en cuestión, ha ido dejando mensualidades sin pagar en alojamientos anteriores… ¡Horror!

Dicho esto, he sacado algunas conclusiones que creo son claves para hacer que las visitas a tu casa sean lo más fructíferas posibles:

 

    1. Decir la verdad: “Maravillosas vistas frente a la montaña desde la terraza de la casa”, reza el anuncio. Y todas las visitas han estado de acuerdo, porque es verdad. Ser transparentes y realistas en la definición del inmueble que quieres alquilar es clave para no provocar en un instante la desilusión de las personas que van a verlo para hacerlo suyo.
    2. Lavado de cara: cuanto más presentable esté la vivienda, más puntos tendrá. Quitar las grietas, dar una mano de pintura, limpiar suelos y cristales, ventilar unos minutos antes de la visita son algunos consejos para que tu casa esté guapa cuando llegue ‘tu cita’.
    3. Ponte en su lugar: cuando una vivienda está vacía, a veces es complicado imaginarse cómo podría ser el futuro hogar. Ayuda a tu visita a hacerse una idea de cómo puede quedar contándole tus propias experiencias: desde la distribución de los muebles hasta las mejores horas de luz, los comercios y servicios de la zona, las facilidades (o no) para aparcar, etc.
    4. Ser flexibles…: es esencial dar facilidades a los posibles inquilinos para que la relación sea fructífera: facilitar las visitas al inmueble tantas veces como quieran, ser receptivos a sus peticiones (por ejemplo, si te piden que les pongas electrodomésticos, es mejor pensárselo dos veces antes de decir que no ya que, si haces el cálculo, por cada mes que esté vacía la casa pierdes más que lo que puedas invertir en comprar una lavadora, un lavavajillas y una nevera).
    5. …y ser firmes: aunque en el punto anterior hablábamos de ser flexibles, existen algunos aspectos sobre los que debes ser firme para protegerte frente a posibles inquilinos problemáticos. Pedir uno o dos meses de fianza, así como la nómina o vida laboral de los inquilinos, son requisitos razonables para poder afianzar la negociación. Tampoco está de más sacarse un seguro de protección de alquileres  para tener cobertura frente a posibles desperfectos que pudiera causar el inquilino o para asegurarse el pago de las mensualidades.

 

Foto @Jeremy Levine Design, distribuida con licencia Creative Commons BY-2.0

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