El pasado 30 de noviembre, Madrid cerraba definitivamente la almendra central de la ciudad al tráfico privado, a excepción de los vehículos de los residentes. Es el último ejemplo del esfuerzo que están realizando las administraciones locales por adaptar su normativa a un nuevo escenario ya que el panorama de la movilidad urbana se ha transformado por completo en los últimos años.
Lejos ya del sota, caballo y rey del coche, el transporte público o el paseo a pie, el ciudadano cuenta hoy en día con un abanico de opciones que aumenta a tal ritmo que se llega a hacer difícil mantenerse actualizado acerca de todas las alternativas. Coches o motocicletas eléctricos de movilidad compartida, vehículos de movilidad personal (como patinetes o bicicletas eléctricas) o alquiler de vehículos con conductor conviven a día de hoy con los medios de transporte tradicional.
Con la ampliación de la oferta aparecen km nuevos retos: los ayuntamientos se enfrentan al desafío de conciliar los intereses de peatones, conductores, empresas privadas y medio ambiente.
Madrid se mueve a 30 km/h
La capital de España ha estrenado hace poco más de un mes, el pasado 24 de octubre, una nueva Ordenanza de Movilidad Sostenible con no pocos cambios: uno de los más reseñables es la limitación de la velocidad a 30 km por hora en el 85% de sus calles, una medida que, se espera, contribuirá a la convivencia de todos los vehículos, a respetar a la seguridad del peatón y a reducir la contaminación ambiental.
Con la entrada en vigor de la nueva normativa, los últimos en llegar, los patinetes y monopatines con motor, han visto definitivamente vetada su circulación por las aceras: deberán rodar obligatoriamente por la parte central de la calzada o por los carriles bici. La normativa retrasa al año que viene la decisión sobre si se permitirá su circulación por ciclocarriles o ciclocalles (aquellos carriles limitados a 30 km/h de las grandes avenidas que comparten ciclistas con otros vehículos).
Otra medidas de impacto, además del cierre al tráfico del área bautizada como ‘Madrid Central’, es la obligatoriedad de portar la etiqueta medioambiental para todos los vehículos en plazo de 6 meses, que se utilizará para dar respuesta las restricciones al tráfico dentro de la Calle 30 en los
Barcelona, pionera en la regulación
Barcelona ha podido presumir de estar ya preparada cuando las empresas de alquiler de patinetes eléctricos desembarcaron en las ciudades de forma masiva con una regulación ya en vigor que daba respuesta a la nueva situación.
En la Ciudad Condal, los vehículos de movilidad personal se clasifican en tres categorías de forma que patinetes eléctricos pequeños pueden circular a un máximo de 20 km por hora mientras que los grandes y segways pueden alcanzar los 30. Bicicletas con cestas grandes de uso personal o bicicletas para la distribución de mercancías pueden circular a 45 km por hora. Todos estos vehículos deberán rodar por calzadas o carriles bici.
Barcelona se encuentra ahora mismo en pleno proceso de elaboración de un nuevo Plan de Movilidad Urbana para 2019-2024, que sustituirá al anterior (2013-2018). El objetivo, alcanzar “una movilidad segura, saludable, sostenible, equitativa e inteligente”. El proceso está abierto a la participación de toda la ciudadanía y estará concluido a lo largo de 2019.
Valencia, mayor flexibilidad
En Valencia, por su parte, se trabaja actualmente en la nueva ordenanza municipal. Hasta el momento se conoce el borrador, que pone el foco en el peatón y es más flexible con los patinetes eléctricos que en las dos ciudades anteriores.
Como las bicis y motos, no podrán circular por las aceras, pero sí podrán hacerlo por calles peatonales si éstas no tienen carril bici, no superan los 10 km/h y mantienen una distancia de seguridad de al menos un metro respecto a los peatones. Los patinetes podrán, además, circular en calzadas de un carril o de un carril por sentido: se prevé que en el futuro cercano estas calles, como ya ha sucedido en Madrid, vean limitada la velocidad de todos los vehículos a 30 km/h.
Con la aparición de todas estas nuevas opciones de movilidad, cambian también las necesidades residenciales: a la hora de buscar la vivienda ideal para comprar en ciudades como Madrid o Barcelona, sobre la balanza toman distintos pesos factores como la localización del inmueble, el hecho de que cuenten o no con garaje o las distintas opciones de movilidad urbana disponibles en los alrededores.