La sostenibilidad es uno de los principales retos a los que se enfrentan las ciudades de hoy en día, y por ende, también sus edificios. Tanto las Naciones Unidas, con su Programa Hábitat, como la Unión Europea, con la Directiva relativa a la eficiencia energética 2012/27/UE, son ejemplos de que mediante una edificación más sostenible podemos contribuir a mejorar nuestro entorno.
Aspectos importantes a la hora de medir la sostenibilidad
Con el fin de definir los aspectos relevantes para edificios, el Informe Brundtland fijó los siguientes aspectos para medir la sostenibilidad de una edificación:
- La funcionalidad del edificio.
- La eficiencia en el uso de los recursos disponibles: buen comportamiento térmico, el consumo responsable del agua, los materiales utilizados en la construcción, la gestión responsable de los residuos generados
- Valoración del ciclo completo de vida del edificio desde el punto de vista económico: coste de construcción, mantenimiento, vida útil, reventa y fin de vida.
- Su integración en el entorno, acorde a la cultura y patrimonio local.
No obstante, no es fácil aunar todos los aspectos en un conjunto de indicadores único e universal. Según Lara Rodríguez, consultora de edificación y energía, “la medición más común y demandada por el sector es la auditoría energética porque es donde se miden los consumos derivados del uso y donde podemos actuar fácilmente para ser más eficiente”.
Sistemas de medición más extendidos
Los sistemas de medición de sostenibilidad de un edificio deberán evaluar y analizar los suministros energéticos, los procesos de producción, las tecnologías incorporadas o los consumos energéticos de cada construcción. Nosotros podemos saber nuestro consumo de electricidad y calefacción, o si los electrodomésticos son más o menos eficientes.
No obstante, la medición más básica consiste en certificar edificaciones como “sostenibles” bajo unos estándares mínimos de comportamiento energético, como por ejemplo, los edificios con cero emisiones o los de bajo consumo.
Por otro lado, existen empresas que clasifican y certifican la sostenibilidad de los edificios bajo sus propios sistemas de medición. Estas empresas evalúan, clasifican y certifican, estableciendo ranking de sostenibilidad. Algunos ejemplos son BREEAM, EA Verde o LEED.
La eficiencia energética se ha convertido en una prioridad y en el mayor desafío de la arquitectura actual. En definitiva, vemos como la sostenibilidad de los edificios no es un reto exclusivo de los nuevos edificios, sino que también las construcciones más antiguas pueden contribuir a la mejora del entorno.