El análisis masivo de datos ha cambiado la manera de hacer negocios en todos los sectores a lo largo y ancho del planeta y, como cabía esperar, el mercado inmobiliario también se ha aprovechado de las bondades del big data.
En particular, si atendemos al mercado residencial –donde las decisiones se basaban tradicionalmente en previsiones o impresiones, o apoyadas en información difusa y fragmentada –, las reglas del juego han cambiado, y mucho, en los últimos años. Una revolución con la que todos se benefician: las grandes empresas, las pymes y, por supuesto, los particulares.
Sé lo que quieres… Y te lo voy a dar
Nunca antes se ha manejado tal volumen de información sobre el mercado inmobiliario como en la actualidad. ¿La consecuencia inmediata? Que lo que hace un par de décadas eran meras intuiciones hoy son decisiones basadas en complejos cálculos realizados por ordenadores que procesan ingentes cantidades de datos (precios, tendencias, demanda, riesgos…) en tiempo real.
Gracias a ello, es más fácil, por ejemplo, diseñar y configurar una promoción adaptada a la demanda actual existente en una zona específica de una ciudad y, de esa manera, poner en el mercado viviendas concebidas para el consumidor que la necesita. Las herramientas permiten conocer la edad, el estado civil y el poder adquisitivo de los potenciales compradores, pero esto es sólo el principio: los datos también entienden de gustos, anhelos y emociones.
La casa perfecta, al precio justo
Desde el punto de vista de los particulares, actualmente pueden encontrar toda la información relativa a una vivienda y poder valorar una decisión en lo relativo a su compra o venta. Piensa en ello: ¿qué necesita cualquier persona para conocer el precio del metro cuadrado de la vivienda nueva en una zona cualquiera? Muy posiblemente, le bastará con su teléfono móvil y un par de minutos.
Y esa no es la única información a la que puede acceder utilizando herramientas gratuitas y una conexión a internet: multitud de datos, no sólo sobre precios y tendencias del mercado inmobiliario, sino también otras variables trascendentes a la hora de elegir dónde vivir han sido recopilados, analizados, procesados y puestos al alcance del gran público para que pueda utilizarlos.
Con tanta información relevante y fiable disponible, accesible públicamente y comprensible, es más fácil encontrar la vivienda que mejor se adapta a las necesidades personales y saber cuál es su precio justo, por lo que el margen de equivocación se ve drásticamente reducido.
Mejores decisiones y mayor transparencia derivan en un mercado más eficiente y más dinámico. En conclusión, gracias al big data, todos salimos ganando.