Por las redes se comenta que a día de hoy existen casi 3 millones de ciudades. Una cifra muy cambiante, teniendo en cuenta que se siguen construyendo nuevas urbes constantemente, pero que ayuda a hacernos una idea de la cantidad de lugares del mundo que cada día compiten entre sí para conseguir atraer más y más personas por trabajo, estudios o simplemente por placer.
Entre esa enorme amalgama de asfalto y ladrillo, existen algunas ciudades con una personalidad propia. Ciudades difícilmente confundibles con otras. Si nos tocara describir en pocas palabras una ciudad como Ámsterdam, seguro que tendríamos la mano ganada.
Ámsterdam es uno de los destinos favoritos para escapadas europeas de fin de semana, interrailes de estudiantes o circuitos turísticos para conocer en unas vacaciones el viejo continente. Muchas son las características de la ciudad que la hacen tener una personalidad propia y estas cinco, son algunas de las que más destacan:
1. Los canales
Ámsterdam es conocida al igual que otras ciudades de Europa con abundancia de agua como la Venecia del norte, con la particularidad de que sus canales construidos en el siglo XVII, han sido declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Además de ser navegables por embarcaciones turísticas y privadas, funcionan como aparcamiento de muchas casas-bote. En esta ciudad si quieres vivir dentro de tu barco, puedes hacerlo. Muchas de estas casas flotantes ofrecen la posibilidad de alquilarse por días funcionando como una especie de casas rurales sobre el agua.
2. Las bicicletas
El otro gran circuito que recorre la ciudad es el carril-bici. La plana orografía de la ciudad ayuda a que la bicicleta sea el principal medio de transporte de sus habitantes. Según dicen los holandeses, en Ámsterdam hay casi una bicicleta por persona y ellos se montan por primera vez (a modo de paquete) desde muy pequeños. Así que ojo con meterse en el carril bici como peatón o con circular en dirección contraria. El número de bicicletas es tan grande que además de las que están en circulación, cada farola, esquina o lugar en el que se pueda enganchar un candado, luce una bicicleta aparcada que espera a ser recuperada por su dueño en menos de 24 horas.
3. La arquitectura.
Sus edificios de diferentes colores con fachadas muy estrechas se reparten por todos los barrios. Se organizan incluso tours para ir a conocer los que encabezan el pódium de delgadez. Los motivos de esta curiosa arquitectura están relacionados con el sistema de impuestos de los inmuebles. A estas curiosas fachadas se suman los enormes ventanales de todas las casas que, además, rara vez están tapados con cortinas. Es muy normal poder ver desde la calle a una familia cenando en el salón o lo que está pasando en ese momento en la cocina de la casa.
4. Los tulipanes
No hace falta ir al mercado de las flores para encontrar por toda la ciudad puestos de tulipanes y otras flores de todos los colores. El tulipán es uno de los símbolos del país que pueden adquirirse florecidos, en semillas o en bulbos. Los holandeses consideran de buena educación regalar flores a los anfitriones de cualquier evento al que son invitados y no hacen distinción en este sentido entre hombre o mujer. Llama la atención la cantidad de floristerías que hay por toda la ciudad y la cantidad de personas que llevan flores en su cesta de la bicicleta o en su bolsa de la compra.
5. Los quesos, la mantequilla, las croquetas gigantes y los arenques
La gastronomía holandesa no es un potente reclamo. Existen algunos platos tradicionales pero la mayoría de los holandeses consideran la comida un mero trámite. Al medio día lo normal es comer un sándwich en media hora y continuar con la jornada. Sin embargo es cierto que este es un paraíso para los amantes del queso y la mantequilla. Ámsterdam está lleno de mercados callejeros en los que disfrutar de todas las tipologías de quesos de la zona. Otro de los alimentos típicos a conseguir en las calles son los arenques crudos con aceite, un poco de cebollita o ajo. Una de esas pruebas de fuego para todos aquellos que llegamos de fuera. Si no te ves levantando el arenque por encima de tu cabeza para comértelo de una vez, siempre te quedará la excusa de que, con este tiempo, el cuerpo te pide algo más caliente. Ahí es dónde aparecerán las croquetas gigantes con mostaza que puedes encontrar, incluso, en máquinas expendedoras que, a modo de microondas y previa introducción de moneda, te ofrecen una especie de croqueta del tamaño de un perrito caliente.
La esencia de Ámsterdam se transmite entre sus enormes parkings de bicicletas, los paseos por sus concéntricos canales, sus tranvías, saunas y movimiento constante… Sin duda, una ciudad reconocible… aunque nunca hayas estado en ella.