Ya han comenzado las obras de la Kingdom Tower. La torre se elevará 1.007 metros sobre la ciudad saudí de Yeda, junto al Mar Rojo, y será el edificio más alto del mundo. Si se cumplen los plazos previstos, en el año 2018 se podrá visitar ya terminada.
Las cifras que describen este desafío único de la arquitectura y la ingeniería son colosales: el complejo ocupará un área de 530.000 metros cuadrados; los cimientos contarán con pilares de hasta 120 metros de profundidad y 1,5 metros de ancho; 59 ascensores recorrerán sus plantas a una velocidad de 10 metros por segundo, por lo que se podrá alcanzar el último piso en 1 minuto 40 segundos; y el presupuesto previsto es de 1.200 millones de dólares, aunque probablemente se rectificará al alza.
Lo más sorprendente es que las dimensiones de la obra iban a ser mucho mayores. Cuando el proyecto se puso sobre la mesa de la familia real de Arabia Saudita en 2008 se contemplaba llegar hasta los 1.600 metros de altura. Sin embargo, los estudios geológicos determinaron que el suelo del desierto no podría soportar semejante volumen. Por este motivo se redujo el tañamo pero sin perder de vista un objetivo: superar los 828 metros de Burj Khalifa, el rascacielos de Dubái (Emiratos Árabes) que presume de ser, por ahora, el mayor del mundo.
Como una hoja del desierto
Adrian Smith, el arquitecto jefe del Burj Khalifa, y el estudio Gordon Gill Architecture han asumido el diseño de la Kingdom Tower. Según afirman los proyectistas, la inspieración de la torre son los pliegues de las hojas de la vegetación del desierto.
Tendrá una planta triangular que se irá estrechando según gane altura para soportar mejor los fuertes vientos. La torre estará revestida por un muro de alto rendimiento ideado para mantener estable la temperatura interior y asegurar la eficiencia energética.
La climatología extrema de Arabia también ha obligado a reducir las superficies acristaladas en el edificio. Sin embargo, a cada una de sus fachadas se añadirán balcones sombreados y un mirador coronará el edificio, con extraordinarias vistas desde un kilómetro de altura.
Son varias las empresas que se han comprometido en la financiación. La compañía del príncipe Alwaleed bin Talal, sobrino del rey saudí Abdullah, el principal inversor a través de la compañía Kingdom Holding. El consorcio pretende rentabilizar el enorme desembolso con un opulente hotel, y la venta y alquiler de oficinas y apartamentos de lujo.
La Kingdom Tower solo es la primera fase de una proyecto mayor que pretende urbanizar 5,3 millones de metros cuadrados en el norte de Yeda, una ciudad exclusiva surgida de las arenas del desierto –como el petróleo que atesora– y de la que el rascacielos del kilómetro de altura será su símbolo más asombroso.
Imagen: http://www.kingdomtowerskyscraper.com/