Es la tónica general, en estos días de calor veraniego, que nuestras casas dejen de ser todo lo confortables que desearíamos para convertirse, en algunos casos, en auténticos hornos con personas en su interior. Entonces, pasaremos de estar deseandito que lleguen los días de verano, a odiar tantos sudores y no pegar ojo durante la noche (consideradas noches tropicales cuando las temperaturas no bajan de 25ºC); más bien, lo que se nos pega son las sábanas al cuerpo.
Por ello, os voy a exponer una serie de consejos para mitigar, en la medida de lo posible, que la radiación solar que incide sobre nuestros tejados y fachadas eleve la temperatura de nuestros hogares a valores insoportables (siempre que el clima lo permita).
1. Ventilación o renovación del aire interior
Puede parecer una “perogrullada”, pero hay quien piensa que tener las ventanas abiertas por aquello de “que corra el aire”, favorece la sensación de frescura dentro de las viviendas incluso cuando el sol le pega directamente a nuestra fachada y la temperatura exterior es elevada. Cuando más aprieta el calor hay que cerrar a cal y canto ventanas, puertas, terrazas, persianas,… con el fin de que nuestros muros aíslen el interior del exterior. Del mismo modo que en invierno cerramos cuando hace frío, ahora el flujo caliente, en vez de salir de casa, quiere entrar a toda costa.
En este sentido tiene mucho que ver la calidad del aislamiento o “envolvente térmica” de nuestra casa: si las paredes exteriores son de papel de fumar, poco podremos hacer al respecto…
Por lo tanto, debemos aprovechar los momentos de menor temperatura exterior (madrugada de 5 a 9 de la mañana) para abrir bien la casa y expulsar el aire caliente, renovándolo con aire fresco. Una vez hecho esto, cuanto mejor sea nuestro aislamiento del exterior, más tiempo se mantendrá confortable nuestro hogar.
2. Aprovechamiento de la ventilación cruzada
Aunque pueda parecer un efecto similar al anterior, en caso de contar con esta posibilidad, tenemos en la ventilación cruzada una fantástica herramienta en la época estival. Debido a la disposición de huecos que dan a dos fachadas enfrentadas de nuestro edificio: por ejemplo Este y Oeste, éstas cuentan con diferente orientación y su temperatura será distinta. Con ello vamos a favorecer la aparición de corrientes de aire que refresquen las estancias y hagan que la sensación térmica sea más agradable.
3. La humedad de las plantas o la ropa tendida
Quizá no es algo muy habitual, pero si colocamos nuestro tendedero interior en una zona de la casa donde haga calor (junto a una ventana bien cerrada que reciba el sol directo, por ejemplo), la evaporación de la humedad contenida en la ropa recién lavada va a contribuir a refrescar el ambiente. Esto es debido a que, para evaporarse, el agua contenida en las prendas roba calor al ambiente, lo que se traduce en un aumento de la sensación refrescante en la estancia.
Y si además disponemos de tiestos y macetas junto a nuestras ventanas o terrazas, vamos a conseguir lo siguiente: dar un poco de sombra y, regando convenientemente a lo largo del día, generar humedad en el ambiente.
4. Utilización de elementos de sombreamiento
Si algo abunda en las localidades costeras de nuestro amplísimo litoral son los toldos en ventanas, terrazas, patios o áticos. Cualquier elemento que instalemos junto a nuestras fachadas, que procuren una buena sombra en las ventanas, va a evitar que ganemos más grados de los deseados en el interior.
Las persianas suplen en parte su efecto, pero al estar tan pegadas a los cristales, el aire existente en el hueco entre ambos se suele calentar en exceso, y acaba transmitiendo el aumento de temperatura sobre los vidrios. Aun así, como he citado anteriormente, debemos usarlas si contamos con ellas.
Actualmente, empiezan a verse edificaciones dotadas con elementos de sombreamiento formados por lamas horizontales o verticales, que evitan la incidencia directa de los rayos solares sobre el interior de las viviendas, permitiendo a su vez que el aire fluya entre ellos para evitar su recalentamiento.
5. Evitar las fuentes de calor dentro del hogar
Aunque cada uno gobierna su hogar como le place, una ola de calor no es la época del año más adecuada para cocinar un cochinillo asado (de mi tierra patria), un cocido madrileño o un puchero de los que ponían nuestras abuelas al fuego durante toda la mañana. A no ser que contemos en nuestra dotación de casa con aire acondicionado.
Encender mucho tiempo el fuego o el horno, abrir y cerrar la nevera más de lo deseable, tener 4 ó 5 ordenadores encendidos en el salón de casa… son cargas térmicas que no se suelen tener en cuenta en los cálculos térmicos de los proyectos, pero generan una cantidad de calor muy grande cuyo efecto negativo se agrava cuando el mercurio supera los 35ºC.
Y si no queda otro remedio, tirar de ventilador, que unos pocos días al año no hace daño. Además, se da por sentado que en las zonas interiores de la mitad sur de la península, hoy es casi imprescindible contar con aire acondicionado en nuestras casas, aunque sólo vayamos a usarlo durante las 3 ó 4 horas centrales del día. Para el resto de la jornada, si desempolvamos el sentido común y ponemos en práctica estos 5 sencillos consejos, nos resultará más confortable la estancia en nuestros hogares, aunque fuera haya un sol de justicia.
Aún queda mucho verano por delante, ¡a disfrutar de las vacaciones!
Imagen: woodleywonderworks con licencia cc