Vivir en un barco, ¿es posible?

Equipo de Redaccion

Aunque en España no se trata de una alternativa extendida, en otros lugares del mundo, como Holanda, Reino Unido, Irlanda o Estados Unidos, elegir una embarcación o una casa flotante como vivienda es una opción popular.

Sin embargo, vivir de forma permanente en una embarcación es factible, legal y una elección que ya han tomado no pocas personas. En nuestro país existen centenares de puertos de distintas magnitudes en los que se permite atracar de forma estable y en los que se han establecido colonias de veleros, lanchas y yates en las que conviven tanto extranjeros como nacionales que un día decidieron cambiar tierra la firme por el mar.

Todo un estilo de vida que encuentra sus motivaciones principales en la libertad, en la economía (aunque con matices, vivir en un velero atracado en un puerto es más barato que hacerlo en un apartamento de condiciones similares en el centro de la ciudad) o en una combinación de ambas.

La vida en un barrio flotante

La opción más habitual para aquellas personas que viven de forma estable en un barco es la de alquilar un amarre fijo en un puerto. El coste varía según el puerto e, incluso, la temporada del año, pero la media se establece unos 300 euros mensuales y suele dar derecho a suministro de agua y luz y, en ocasiones, incluye extras como usar las duchas del puerto o una plaza de aparcamiento.

El clima mediterráneo es, sin duda, un atractivo para aquellas personas que eligen vivir en un barco y es por ello que en puertos como los de Barcelona, Valencia, Alicante o Mallorca se han formado los “vecindarios” más populares. El ambiente es internacional y la relación entre vecinos, por lo general, estrecha y colaborativa.

El amarre fijo en un puerto presenta la ventaja de aportar suministros y seguridad, aunque también hay quienes optan por vivir fondeado en aguas tranquilas, esto es, sin atracar en el puerto. Otras personas permanecen en navegación permanente, para lo que se necesitaría contar con la preceptiva licencia.

Ventajas e inconvenientes de vivir en un barco

El modo de vida en un embarcación puede ser muy variable ya que dependerá, sobre todo, del tipo y condiciones de la misma (desde veleros con una habitación a auténticas mansiones yate para vivir en el mar con toda clase de lujos). En todo caso, las ventajas principales se concentran en la libertad de cambiar de puerto de forma periódica y en el ahorro de costes respecto a la vivienda en ciudad.

En el capítulo de los inconvenientes, en general, vivir en un barco presenta algunas incomodidades: desde el inevitable movimiento del mar de fondo a los ruidos u olores a combustible y sal de un puerto. La vida en las embarcaciones más populares (fundamentalmente, veleros de 10 a 15 metros de eslora) suele ser más sencilla por cuestiones de espacio.

¿Es legal vivir en un barco?

Vivir en un barco de forma permanente no es ilegal, aunque hay que comunicar a las autoridades del puerto que el barco tiene condición de vivienda. Al contrario de lo que ocurre en los campings, es posible empadronarse en un puerto si se cuenta con un amarre fijo, aunque habrá que atenerse a los requisitos de normativa municipal en cada caso concreto. A partir de ahí, también se deben satisfacer algunas consideraciones relativas a la seguridad como para que embarcación no suponga ningún riesgo para las demás.

Los gastos en un barco

Aunque los gastos de vivir permanentemente en un barco dependerán del tipo y estado de embarcación y del estilo de vida de sus habitantes, en general, quienes eligen este forma de vivir señalan que establecerse sobre las aguas es más económico que hacerlo en tierra firme.

Por ejemplo, el precio de un velero en propiedad de 12 metros de eslora en condiciones de habitabilidad puede oscilar entre los 30.000 y los 60.000 euros en el mercado de segunda mano aunque también es posible alquilar si se quiere probar la experiencia antes de dar el paso definitivo.

Los gastos fijos incluirían el gasto de amarre en puerto, el mantenimiento de la embarcación (motores, depósitos, casco, etc.), el combustible, el seguro del barco y la licencia, en el caso de que el barco vaya a navegar. El resto de partidas (comida, teléfono móvil, ocio, etc.) serían similares a los que se tendrían que satisfacer se optase por habitar una vivienda la uso.

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