Si eres de los que les gusta descubrir por el camino, no leer demasiado sobre cada nuevo lugar que vas a conocer y dejar que los acontecimientos te pillen desprevenido, al llegar a la ventanilla de la venta de entradas del complejo arqueológico de Angkor te enfrentarás a la primera sorpresa. Puedes adquirir tickets de 1, 3 y hasta 7 días. ¡¡¡7 días!!! Pero madre mía, si antes de plantearte venir a Camboya no sabías ni que la ciudad de Siem Reap existía… ¿qué cantidad de tesoros te esperan aquí dentro que para conocerlos sea necesaria una visita de una semana?
Como nunca te gustaron los extremos te decides por la opción T de tres días. No sin antes mentalizarte que para conseguir ver lo más próximo a lo que conocen los visitantes S, de nada y nada menos que siete días, tendrás que entrar el primero y salir el ultimo cada día. Amanecer y atardecer dentro de Angkor en los próximos días. Esta será tu máxima. Con este planteamiento que te haces tú mismo, con tu entrada nominal y personalizada hasta con foto, con la mochila hasta arriba de agua y algunas viandas para no perder tiempo ni en pararte a comer es como planeas tu visita de los próximos tres días al que te acabas de enterar de que es el momumento religioso más grande del mundo. Esto de viajar da muchas alegrías pero no hace más que ponerte delante lo poco que sabes de casi todo.
Visitar los templos de Angkor en la ciudad de Siem Reap (Camboya) es rememorar a la heroína del videojuego Tomb Raider, Lara Croft. Es en esta misma localización donde posteriormente Angelina Jolie dio vida a este personaje para la gran pantalla. Si no fuera porque tu visita es simultánea a la de otras miles de personas, por un momento te sentirías como un auténtico descubridor de tesoros.
Los templos de Angkor fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1992 y son el legado artístico del esplendor del Imperio Jemer. El conocido como Imperio Angkoriano dominó el sureste asiático entre los siglos IX y XV de nuestra era.
En la zona se han contabilizado un total de 910 monumentos. De ahí que en tres días, si además quieres disfrutar de amaneceres y atardeceres, solo pares para beber otro trago de agua antes de seguir caminando, dando pedales o subiéndote a un tuk-tuk necesitas un desplazamiento motorizado.
Dentro del complejo conviven templos de origen hinduista que posteriormente fueron reformados como templos budistas. La mayoría de ellos están construidos simulando una colina con el fin de emular la ascensión al templo de los dioses. De ahí sus empinadas escaleras que también harán que vuelvas a echar mano de tu cantimplora de agua.
Algunos de los templos más conocidos son Ankor Wat, por ser el que da nombre al complejo y el lugar más popular para disfrutar del amanecer; Bayón, por sus cientos de rostros que te observan mientras caminas entre sus ruinas y Ta Prohm, que se ha mantenido tal cual lo encontraron los descubridores y parece estar siendo engullido por la propia selva.
El cuarto día amaneces algo más tarde de lo que ya empezabas a acostumbrarte. Te sorprendes de la cantidad de litros de agua que puedes llegar a beber cuando el sol y la actividad aprietan, empiezas a notar las agujetas y te preguntas cómo es posible que nunca antes hubieras oído hablar de este increíble lugar mientras todavía saboreas el recuerdo de ese momento en el que sol empieza a asomarse y los templos se reflejan en una de las antiguas piscinas del reino. Si te gustaban las sorpresas, en Ankgor has tenido una buena.