El pasado verano el certificado de eficiencia energética cumplió el quinto año desde su aprobación. Más de 3 millones de viviendas se han certificado desde entonces hasta diciembre de 2017, según datos del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), sin embargo su solicitud es vista más como un trámite obligado que como una oportunidad para mejorar la eficiencia energética de la vivienda. En su quinto cumpleaños, repasamos las dudas habituales sobre el certificado de eficiencia energética.
¿Qué es?
“Un documento realizado y firmado por un técnico competente que contiene información sobre las características energéticas y la calificación de eficiencia energética de un edificio existente o de una parte de este”. Así se explica desde el Colegio de Aparejadores de Madrid qué es el certificado de eficiencia energética, que califica con una escala de la A a la G el nivel de emisiones de CO2 de la vivienda, siendo la A la más favorable.
¿Para qué sirve?
La mayoría de los propietarios asumen la certificación energética de la vivienda como un obligado peaje para poder comerciar con sus viviendas. Pero la finalidad última de esta medida impulsada desde la Unión Europea fue reducir la dependencia energética del continente a través de la mejora en cada uno de los hogares. Así el certificado de eficiencia energética sirve:
- Para ofertar en el mercado una vivienda o local en alquiler o venta. Se trata de un elemento que puede aportar o restar valor al inmueble en función de la calificación que merezca. Un punto que cada vez irá ganando peso en la decisión de inquilinos y compradores.
- Para conocer el rendimiento energético de la vivienda. De hecho los inmuebles españoles son hoy más eficientes, según datos de IDAE el 54% del parque de viviendas español tiene categorías A, B o C, algo impensable cuando se instauró esta medida.
- Para saber cómo mejorar el rendimiento energético del inmueble. Y así ahorrar dinero en facturas tan importantes para la economía familiar como las de la electricidad y el gas, siguiendo los consejos que deberían figurar en las conclusiones del certificado. De hecho, sus recomendaciones sobre modificación de ventanas y puertas, modernización de calderas o empleo de fuentes renovables de energía como los paneles solares son la mejor vía de mejorar la eficiencia energética de las viviendas existentes. Un punto donde hay un gran margen de mejora, la estadística dice que el 51% de las viviendas vendidas o alquiladas en los cinco últimos años tenían una calificación E (la tercera más baja).
- Para avanzar hacia un modelo energético más eficiente. Objetivo común a todos los países de la UE al que cada propietario de inmuebles puede contribuir.
¿Cuándo caduca?
Tiene una validez de diez años, y es el propietario quién debe renovarlo en función del modelo que marca cada comunidad autónoma. Por supuesto, si se quiere certificar mejoras realizadas en el inmueble se puede volver a realizar en cualquier momento.
¿Qué pasa si no no se dispone de certificado?
Al tratarse de una obligación impuesta por Ley para la venta y el alquiler, se prevén tres tipos de sanciones. Se concreta en multas económicas que oscilan de los 300 a los 6.000 euros según la calificación que merezca:
- Falta leve, de 300 a 600 euros. Publicitar una vivienda en venta o alquiler sin contar con el certificado, no exhibir la etiqueta en el caso o hacerlo sin el contenido o formato adecuados son las causas de sanción más habituales.
- Falta grave, de 601 a 1.000 euros. La situación más común es la venta o alquiler del inmueble sin contar con la certificación. También incluye situaciones como incumplir la metodología del cálculo, no presentar el certificado ante el registro competente de la comunidad autónoma o exhibir una etiqueta que no se corresponde con la real.
- Falta muy grave, de 1.001 a 6.000 euros. Contempla supuestos como falsear la información en la expedición o el registro de los certificados.
¿Cómo elegir un certificador?
La oferta es amplísima en cualquier localidad española pero es importante que se elija un técnico acreditado. Un buen método para hacerlo es consultar el registro de profesionales habilitados de la comunidad autónoma que corresponda.
¿Da igual con quién certifiques porque es un programa informático?
Es cierto que para realizar la certificación se cuenta con una herramienta informática como se explica desde el Ministerio para la Transición Ecológica, pero el resultado que arroje va a depender de la minuciosidad y exactitud con que se vaya rellenando cada uno de los campos que el software solicita.
¿Debe visitar el certificador el inmueble?
Si se cumple con lo marcado por la Ley, sí, de otro modo los datos que se van introduciendo en el sistema no cuentan con la supervisión real del profesional. Dicho esto, no siempre se cumple con esta condición, de hecho es uno de los factores que más va a condicionar el precio del servicio. Es importante saber que cuando no hay visita las recomendaciones de mejora que se van a recibir van a estar mucho más estandarizadas.
¿No importa que el certificador conozca la zona?
Aunque no es definitorio para la calidad de su trabajo, sí que es importante. Dos de las razones por las que la cercanía del certificador con la realidad del mercado inmobiliario va a mejorar el resultado son que va a conocer mejor la ley autonómica, y que va a estar más familiarizado con el modelo de construcción de la zona.