Poseer una isla es un privilegio que no solo está al alcance de grandes fortunas. Es cierto que las propiedades más exclusivas en lugares de ensueño pueden alcanzar precios desorbitados, pero existen miles (marítimas y fluviales) repartidas por todo el mundo esperando una buena oferta que, en algunos casos, puede ser inferior al coste de un piso en una gran ciudad.
Algunos ejemplos:
- Kiiski-Saari (Finlandia). Tres islas en el lago Salmaa, la más grande tiene una hectárea de superficie. A 250 kilómetros de Helsinki y en un área de recreo muy popular.
- Vaila Sound (Gran Bretaña). Frente a la costa de Shetland, en el mar del Norte. 26 hectáreas en las que disfrutar de lo lindo.
- Charles Island. Mitchell Bay (Canadá). Isla con puerto natural en un archipiélago de la costa atlántica canadiense. 7,7 hectáreas, un lugar donde hacer realidad tus sueños
- Rock Island East (estado de Nueva York).Situada en el lago Isles, no muy lejos de la ciudad de Nueva York. Tiene 5.000 metros cuadrados y una casa nueva de 200 m²
- Andros Islands (Bahamas). Caribe en su máxima expresión. 2,5 hectáreas de arena fina rodeada por aguas cristalinas.
La oferta es inmensa. Solo en el archipiélago japonés hay 4.000 islas, muchas de ellas en venta desde el portal inmobiliario Aqua-styles, especializado en este tipo de propiedades. Si se prefiere una isla en Europa o América, la agencia Vladi Private Islands cuenta con una cartera de más de 2.650.
No son necesarios requisitos especiales ni permisos administrativos específicos, solo los mismos que se solicitan en cada país para comprar una casa o un terreno. Sin embargo, estas operaciones son más delicadas ya que entran en juego unas particularidades (más allá de la zona y del clima) que determinan el auténtico valor de cada isla.
Los expertos de Vladi Private Islands dan algunos consejos que los interesados deberían tener muy en cuenta:
- Localización. Lo más conveniente es contar con un pueblo o una ciudad próxima para lograr suministros y asistencia en caso necesario, al igual que medios de transporte accesibles (carreteras, un aeropuerto…). Mejor si están ubicadas en bahías, para estar más protegidos. En todo caso, próximas a tierra firme.
- Agua. Debe tener pozos, depósitos donde acumular el agua de lluvia o desalinizadoras, dependiendo de la situación y el clima. Una planta doméstica de potabilización puede rondar los 15.000 euros.
- Accesibilidad. Hay que disponer de un embarcadero o, al menos, de un entrante que facilite el desembarco de personas y mercancías.
- Seguridad. Una isla demasiado expuesta y con un fondo marino que no facilite un buen anclaje de las embarcaciones es un riesgo ante las inclemencias del tiempo. Si pierdes la barca, te quedas incomunicado.
- Superficie. Hay que estudiar la topografía de la isla para conocer las posibilidades de construcción y de movilidad. Debe contar al menos con un 10-12% de terreno llano.
- Infraestructuras. En caso de que tenga casas, almacenes, establos, etcétera, conviene valorar su estado y averiguar si cuentan con los permisos necesarios. El valor aumenta si hay sistemas de comunicación cercanos que ofrezcan cobertura.
Como verás, más allá del precio de la isla, hay que considerar otros muchos costes, empezando por una embarcación. Si te resultan excesivos, siempre puedes optar por alquilar (una opción que dan las mismas agencias) y disfrutar de la experiencia, aunque solo sea por unos días.