Cada vez son más las empresas que se comprometen con el crecimiento sostenible y que adoptan medidas en consecuencia encaminadas a minimizar los efectos que su actividad genera en el entorno. El cambio climático, la reducción de la capa de ozono, la pérdida de biodiversidad o los altos niveles de contaminación son las señales de alarma que ha lanzado el medio ambiente y las organizaciones no deben hacer oídos sordos: tienen la oportunidad y la responsabilidad de ayudar a protegerlo.
Una herramienta útil, de la que se pueden valer las empresas para fijar y alcanzar unos objetivos en esta dirección, es la implantación de un Sistema de Gestión Ambiental. Estos sistemas dotan a las compañías de las estructuras y los procedimientos necesarios para instaurar eficazmente una política de protección del medio ambiente. En la regulación de esta materia, hay una referencia a nivel global: la norma ISO 14001, un estándar internacional que se publicó en 1996 y cuya última revisión data de 2016.
Cualquier empresa puede aplicar el Sistema de Gestión Ambiental regulado por la norma ISO 14001, independientemente de su tamaño o de su actividad. El sistema aporta los elementos necesarios para planificar una política ambiental con metas y objetivos bien definidos, establecer los procedimientos para conseguirlas, hacer seguimiento de su efectividad y revisarla. Además, permite a las organizaciones conseguir una certificación internacionalmente reconocida.
En España varias empresas cuentan con esta certificación por su buen hacer en cuestiones medioambientales, un ejemplo de ello es BBVA. Desde 2014, todas las energías que consume el grupo en España proceden de fuentes renovables y en 2015 se implantó un Plan Global de Ecoeficiencia gracias al cual se ha conseguido reducir el consumo eléctrico (en un 14%), el consumo de agua (23%), el de papel (43%) y las emisiones de CO2 (16%).
La Vela, a la vanguardia de la eficiencia energética
Otro ejemplo de su compromiso es la nueva Ciudad BBVA. La vela, su edificio emblema, situado en el municipio madrileño de Las Tablas y diseñado por Herzog & de Meuron; además de ser un prodigio arquitectónico es también todo un ejemplo de edificio eficiente y sostenible. La elección de materiales con bajo impacto ambiental, los sistemas de recogida de agua de lluvia, la monitorización remota del consumo energético o el sistema que permite reciclar el 100% de los residuos generados, son sólo algunos ejemplos que dan muestra de ello.
Para reducir el consumo energético, la Vela cuenta con un sistema de estores que regula el aporte de luz natural ya que el edificio aprovecha la energía solar y geotérmica, además cuenta con un sistema de vigas que conducen agua fría y detectores de presencia que ayudan a regular la climatización de los espacios desocupados. Por si esto fuera poco, la ciudad BBVA es el complejo más grande de Europa iluminado con tecnología LED (lo que supone un 30% de ahorro respecto al consumo de la iluminación fluorescente) y cuenta con más de 31.000 metros cuadrados de zonas verdes que proporcionan aislamiento térmico y acústico.
La Vela puede presumir de haber conseguido el exigente certificado LEED Oro que otorga el US Green Building Council y que certifica el Liderazgo en Energía y Diseño Ambiental, pero queda aún camino por recorrer. Mirando hacia el futuro, el nuevo Plan Global de Ecoeficiencia a 2020 es aún más ambicioso que el anterior, ya que BBVA aspira a situarse entre los líderes mundiales en protección medioambiental, centrando sus esfuerzos en el uso de energías limpias y en la reducción de emisiones indirectas de gases efecto invernadero.