Lo dijo el filósofo Francis Bacon en el siglo XVI y nadie se lo ha podido rebatir: la información es poder. De hecho, esa afirmación ha cobrado más fuerza, si cabe, con el paso del tiempo, ahora que tenemos más información al alcance de nuestra mano que en ningún otro momento de la historia. Eso sí, para que todo este conocimiento sea verdaderamente útil, no sólo vale con poseerlo: también debemos administrarlo.
El big data surgió, precisamente, como respuesta a los grandes flujos de información. Se refiere a la recolección, filtrado, estructuración y análisis de grandes volúmenes de datos para tomar decisiones más fundamentadas. A medida que la tecnología que soporta estos datos, y el software desarrollado para manejarlos, se va perfeccionando, el big data logra ampliar su rango de acción y arrojar conclusiones más valiosas.
¿Pero de qué manera se utiliza toda esta información? Un ejemplo prototípico lo encontramos dentro del sector ‘retail’, en Amazon. Si usáis con más o menos frecuencia la plataforma de Jeff Bezos para comprar o comparar precios, os habréis fijado en que las recomendaciones que muestra. ¿Os parecen acertadas? Pues es gracias al big data. Para elegirlas, Amazon se ha valido tanto de tu historial de búsquedas y compra, como de las tendencias de búsqueda y compra de otros consumidores.
La revolución del big data se extiende a otras muchas industrias y sectores: desde la agricultura al sector energético pasando por los seguros o la educación. Y también está cambiando las reglas en el mercado inmobiliario. ¿Por qué? Porque cada vez hay más información disponible para todos los agentes involucrados. Con las cartas sobre la mesa, el mercado es más transparente.
La democratización de la información
El análisis de datos masivos está teniendo un gran impacto en el mercado inmobiliario y en la forma de entenderlo. Por poner un ejemplo sencillo y cotidiano, pensad en cualquier portal inmobiliario que podáis utilizar para comprar, vender o alquilar una vivienda online. Pensad en la cantidad de ofertas, búsquedas y transacciones que quedan registradas cada día y en las conclusiones que se pueden deducir en relación a la demanda, a los precios del metro cuadrado de una determinada zona o a su evolución.
Y esta es sólo una fuente de información entre miles: no sólo se generan datos cuando se utilizan los buscadores sino también al abrir casi cualquier app en nuestro teléfono móvil o al compartir un estado en redes sociales. Esta información se completa con otras fuentes, como las públicas (por ejemplo, los datos del catastro o los censos) o la recogida de datos manual tradicional.
En el sector inmobiliario, estos datos se están canalizando hacia el estudio del mercado: qué se vende, a qué precio y en cuánto tiempo. Y la tendencia es que la información no se quede en manos de unos pocos, sino que esté accesible a todos los agentes involucrados. Por volver al ejemplo anterior: es probable que el mismo portal nos ofrezca la posibilidad de conocer si el precio por metro cuadrado de una zona supera la media o de comparar dos áreas distintas. De esta forma, inversores, propietarios, inmobiliarias, agentes, y también compradores o arrendadores cuentan con las herramientas para conocer, mejor que nunca, la oferta y la demanda del mercado de la vivienda.
El potencial del big data
Pero el potencial del big data no se agota en el mercado existente, sino que también determinará la configuración del mercado futuro. Los esfuerzos se canalizan también a la búsqueda de la máxima eficiencia en los nuevos proyectos. Desde su misma concepción, los inversores podrán valerse de toda esta ingente información para determinar dónde invertir y cómo, según la evolución de la demanda y de los precios. A mayor información, se reduce el riesgo y la especulación.
Algunas empresas ya desarrollan su actividad en este sentido. Es el caso de la española Urban Data Analytics, que utiliza la información para ayudar a los inversores y administraciones públicas a tomar mejores decisiones, o de los desarrolladores de algunas de las herramientas de Proptech, directamente basadas en la información big data, que prometen revolucionar el mercado inmobiliario.