El Strip es la columna vertebral de Las Vegas, una avenida casi ceremonial donde confluyen estilos arquitectónicos que solo tienen en común la hipérbole de sus diseños. Nada es suficiente y todo es excesivo.
Este es el lugar más brillante de la Tierra cuando el sol se pone, según los que han observado el planeta desde la Estación Espacial Internacional. Si alineáramos todas sus luces de neón, el sendero de luz recorrería 24.140 kilómetros. Un radiante oasis en el desierto para atraer a los visitantes.
Parece lógico que sea aquí donde se ubique el MGM Grand Las Vegas, el hotel más grande del mundo, inaugurado hace 26 años. Todo un monumento a la edificabilidad que merece la pena conocer. Lo mejor sería hacerlo en persona, pero al menos disfrutaremos de una visita virtual.
Sus 6.198 habitaciones se reparten entre el edificio principal (89 metros de altura divididos en 30 pisos) y las tres torres conocidas como Signature (donde se ubican las suites). Frente a estas se extiende una espectacular fuente que se convierte en un espectáculo de color nocturno. Como las otras fuentes y lagos artificiales de la ciudad, aprovecha el agua gris, es decir, agua sanitaria ya utilizada y depurada.
El conjunto residencial lo completan otras dos construcciones, el Skylofts (solo con lofts) y The Mansion at MGM Grand (con 29 villas), además de unas instalaciones colosales imprescindibles para ofrecer el lujo que esperan sus miles de ocupantes: cinco piscinas (algunas conectadas por ríos artificiales), 16 restaurantes de alta cocina, decenas de comercios, bares, jardines frondosos, un centro de convenciones de 35.000 m2 y el pabellón de conciertos y deportes MGM Grand Garden Arena, que acoge acontecimientos deportivos, conciertos y todo tipo de espectáculos, como el Cirque du Soleil.
El casino, en el centro de todo
Pero el corazón de este gigante hotelero está en su casino, también el más grande de Las Vegas, similar en su ubicación y distribución a los que abren 24 horas al día, 365 días del año, en los otros grandes hoteles de la ciudad (Luxor, Venetian, Caesars Palace…).
El gran salón del juego ocupa todo el vestíbulo, de manera que la recepción queda minimizada. El acceso a los restaurantes, a las zonas de servicio o a los ascensores que suben a las habitaciones parten también del casino, de manera que los visitantes siempre pasan junto a las mesas de juego y las máquinas tragaperras, un constante anzuelo para los apostadores.
No hay luz natural ni relojes, y los techos simulan cielos azules y rasos. Es una atmósfera artificial que nunca cambia con el objetivo de que los jugadores pierdan la noción del tiempo. El uso de colores fuertes, de espejos y la combinación con las zonas de penumbra logran ampliar y unificar el espacio, de manera que no se distinga el límite físico del recinto.
El MGM Grand Las Vegas no va a seguir ostentando durante mucho más tiempo su título Guinness. Próximamente va a abrir el que asumirá el nuevo récord de capacidad: el hotel Abraj Kudai, en La Meca (Arabia Saudí). 10.000 habitaciones que se repartirán entre un edificio central de 45 pisos y 12 torres dispuestas en anillo como si fuera una fortaleza en el desierto. El conjunto albergará también 70 restaurantes, cuatro helipuertos, un centro de convenciones, un salón de baile, un centro comercial de lujo y la cúpula más grande del mundo.