«La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades», recogía la Organización Mundial de la Salud en su acta de constitución. Desde aquel 7 de abril de 1948, se celebra anualmente en esa fecha el Día Mundial de la Salud, y la edición de 2017 está dedicada a la depresión.
Una fecha que también advierte de que velar por la salud mundial no es solo responsabilidad de gobiernos y grandes organizaciones, ni siquiera de médicos y enfermeras. La OMS involucra en su misión a toda la sociedad y todos los agentes sociales, reto que poco a poco la arquitectura también hace suyo.
En realidad, no se trata de una nueva sensibilidad. La arquitectura lleva siglos preocupada por ofrecer algo más que un cobijo. El propio Vitruvio, arquitecto del gran Julio César, mostró hace unos 2.000 años su preocupación por la salud en varios de los capítulos de sus Diez libros de arquitectura.
Desde siempre, al buen arquitecto le preocupó generar espacios que cuidaran de la salud de sus moradores. Una de sus cumbres es el sanatorio Paimio en Tukuru, Finlandia, ideado por Alvar Aalto en 1929. A la espera de que la medicina encontrara mejor remedio para los tuberculosos, el genial arquitecto cuidó de la orientación de las habitaciones teniendo en cuenta la necesidad de aire fresco e ideó una terraza donde disfrutar del esquivo sol escandinavo, todo ello en un esfuerzo por crear espacios antiestrés que ayudaran a la pronta recuperación de los pacientes.
Cada vez son más los arquitectos que advierten sobre la necesidad de incorporar al proceso de diseño consideraciones que favorezcan la salud física y psíquica. Aquí, algunos ejemplos:
La casa santuario con vistas al océano
Foto: Dragon Speed Design Group
La cúpula ofrece una de las geometrías arquitectónicas más equilibradas, y una de las viviendas más icónicas que la utiliza es la casa Domo en Pensacola Beach (Florida), construida en 2005. Aunque su original diseño está concebido para resistir a los frecuentes huracanes que asolan la región, el equipo de arquitectos de Dragon Speed trabaja para ofrecer unos interiores que califica de «tranquilizantes santuarios contra los rigores de la vida diaria».
Sentimiento comunitario
Foto: Büro Ole Scheeren
La arquitectura residencial también tiene un reto generando entornos cada vez más habitables y respetuosos. The Interlace, un complejo de viviendas de Singapur, es una de las soluciones que mayor expectación ha levantado en los últimos años. Pese a sus dimensiones, 31 bloques de seis plantas y 1.040 pisos, ha conseguido combinar la privacidad interior de la vivienda con la vida comunitaria a través de ocho grandes patios interiores ajardinados y con zonas de ocio. Una propuesta que, según su ideólogo el arquitecto Ole Scheeren, cubre tanto las necesidades individuales del ciudadano como las sociales en un entorno que le concilia con la naturaleza.
Foster apuesta por hospitales que ‘cuidan’
Situado al suroeste de Bath en el Reino Unido, el equipo de Foster + Partners diseñó el Cicle Bath, unas instalaciones hospitalarias que pretenden marcar el paso a un concepto más humano de construcción sanitaria. Según se explica desde el propio estudio, su tamaño es relativamente pequeño, creando una atmósfera íntima que huye de la común desorientación de hospitales más grandes. Además, sus formas se acomodan a la ladera escavada donde se ubica, integrándose con su entorno para ofrecer esa imagen apacible y sanadora. Especial atención se ha prestado a la utilización de la gama cromática interior que invita a la relajación visual.
Arquitectura hotelera antiestrés en Venecia
Y precisamente sobre un antiguo hospital de 1936, el arquitecto italiano Matteo Thun ha levantado para la cadena Marriott un impactante resort y spa en una de las islas de Venecia. Este hotel cinco estrellas ha merecido uno de los galardones concedidos por la feria inmobiliaria Mipim, que en 2016 se dieron a conocer en Cannes premiando a los doce mejores edificios del mundo. El punto de partida era crear un oasis de paz integrado en la laguna, pero que estuviese alejado del bullicio veneciano. Para ello se optó por materiales locales (ladrillo, azulejos, cristales, espejos y tejidos) y, para potenciar el área ajardinada del recinto, se convirtió la azotea en una prolongación del jardín. De este modo su arquitectura se ofrece como un valor añadido para el huésped que completa su amplia oferta de spa y relax.
La arquitectura ecológica también relaja al lector
Como ejemplo de la arquitectura ecológica y relajante destaca el malasio Ken Yeang, conocido como el maestro del paisajismo vertical. La peculiaridad de este arquitecto es que ha conciliado la arquitectura sostenible y humana con la gran escala de los proyectos en los que trabaja. Ejemplo es la Biblioteca nacional de Singapur para la que diseñó una serie de filtros solares que permiten usar la luz natural a los lectores, pero de una forma relajada y sin afectar a los materiales, además ofrece infinidad de espacios de descanso y relax a los usuarios.
