De amoríos y jinetes: dos fiestas medievales para viajar al pasado de Guadalajara

Equipo de Redaccion

Aunque las fiestas y tradiciones salpican el calendario español a lo largo de todo el año, en la medida que el verano se acerca las celebraciones se multiplican e incluso se superponen. Siempre es buen momento para celebrar y con un calendario festivo tan rico (en cantidad y calidad), lo más complicado es decantarse por uno u otro. Hoy proponemos acercarse a dos de las tradiciones con más solera de la provincia de Guadalajara, ambas con origen en el medievo y ambas merecedoras del distintivo de Fiesta de Interés Turístico Nacional que otorga el estado: la caballada de Atienza y el Festival Medieval de Hita.

 

  • La caballada de Atienza: cuando el niño Alfonso VIII salvó su trono

Un episodio decisivo en la historia de España tuvo lugar en la serranía de Guadalajara, en el pequeño municipio de Atienza, una villa bien fortificada cuyo castillo todavía se conserva en lo alto del cerro donde se asienta el municipio. Corría el siglo XII y Alfonso VIII acababa de heredar el trono de Castilla, siendo apenas un niño: un cargo goloso que su tío Fernando II, rey de León, tenía interés en ejercer.

Con el infante trasladado a Atienza y el ejército de León sitiando la población, los arrieros urdieron un plan: disfrazaron al pequeño, lo camuflaron entre ellos y juntos salieron en dirección a la ermita de la Virgen de la Estrella, montados en caballos, simulando una romería.

Y la cosa salió bien: el ejército bajó la guardia, Alfonso VIII logró escapar  y llegó a reinar en Castilla. La gesta se recuerda en Atienza cada domingo de Pentecostés, cincuenta días después del domingo de Pascua, que habitualmente cae en el mes de mayo, aunque este año la cita se celebra algo más tarde, el 4 de junio.

El plato fuerte de la caballada es el domingo, pero se empieza a calentar motores desde el día anterior con la celebración del sábado de las siete tortillas, una por cada día que duró la huida de Alfonso VIII desde que salió de Atienza. De todas estas tortillas y de sus guarniciones, dan buena cuenta en los alrededores de la ermita los hermanos de la cofradía de la Santísima Trinidad (antiguamente la de los arrieros y popularmente conocida como la de la caballada). Ellos, y todo aquel que se quiera unir al buen comer, aunque hoy el pueblo apenas cuenta con medio millar de vecinos.

En la mañana del día grande suenan dulzainas y tamboriles mientras los hermanos se dirigen de nuevo y a caballo a la ermita de la virgen, ataviados con capas y sombreros, como aquel día hace nueve siglos. Por la tarde, sin bajar del caballo, celebran carreras entre ellos. La cita es perfecta para conocer el pueblo y disfrutar de la gastronomía tradicional, con orígenes que se remontan también al siglo XII. El día de la caballada se come, por ejemplo, delicioso cordero asado al horno de leña, servido con pasas y cogollos de lechuga. Ya lo dicen en Atienza: “Si Alfonso VIII se marchó, fue obligado”.

 

  • El Festival Medieval de Hita: recordando el libro del Buen Amor

El arcipreste de Hita existió, aunque su vida no debió ser tan intensa en amoríos como la que inventó para sí mismo en el Libro del Buen Amor, no sólo el más relevante de la edad media española (data de principios del siglo XIV) sino uno de los más importantes de toda la historia de nuestra Literatura.

Que fuese verdad o no el relato de los amoríos de Juan Ruiz (así se llamaba el célebre arcipreste), no le hace perder ni un ápice de interés. Un vecino de Hita, el profesor Manuel Criado del Val, fue el encargado de que su pueblo recordase cada año a su más célebre personaje. Gracias a su impulso, en 1961 se comenzó a celebrar la que puede presumir de ser la celebración Medieval más antigua de España.

Este año, su Festival Medieval tendrá lugar el sábado 1 de julio. El grueso de la celebración se desarrolla en el palenque, ubicado a los pies de la muralla, que rememora el lugar donde se celebraban las batallas de caballeros en la época. Este día  se convierte en escenario del tradicional combate (inspirado en el célebre pasaje del libro) entre Don Carnal y Doña Cuaresma y de otras representaciones teatrales, así como de impresionantes torneos medievales tanto a pie como a caballo.

Para quien no haya estado nunca en Hita, se trata de una gran oportunidad para conocerla ya que, durante la jornada, se realizan visitas guiadas gratuitas por su centro histórico y por sus cuevas y bodegas. Los bares y restaurantes ofrecen recetas tradicionales y se celebra un mercado artesano. Los juglares, los desfiles y los músicos callejeros rematan el tono festivo y alegre de la jornada.

Así las cosas, viajar en la distancia a la provincia de Guadalajara y en el tiempo a la Edad Media no parece una mala idea, ¿verdad?

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