Los minipisos mueven ficha en el nuevo mercado inmobiliario que resurge tras el estallido de la burbuja inmobiliaria. Y lo hacen con fuerza, demostrando que no es cuestión de modas, sino de concepto. Como si David contra Goliat se tratara, la victoria de los grandes aún no está escrita y según los expertos en el sector, hay minipisos para rato.
“Es siempre una apuesta segura. Pese a que es cierto que ahora se ha activado la demanda de viviendas con tres y cuatro habitaciones, siguen despertando interés”, dicen en una agencia del centro de Madrid. Interés en cualquiera de sus versiones, para comprar o para alquilar, “y con un nuevo repunte al alza”, advierten. Y es que los apartamentos pequeños inferiores a los 40 metros cuadrados siguen siendo parte del menú en cualquier inmobiliaria.
El cliente que acaba de entrar en la agencia es single y busca un minipiso en propiedad. Asegura que es cuestión de precio. “Es cierto que el mercado se ha racionalizado y hay más ofertas, pero mi sueldo no llega a mileurista”. Ni el de este joven ni el de muchos ciudadanos que han visto con la crisis mermada su retribución salarial. “En un país con un salario mínimo interprofesional de 655 euros al mes, los pisos pequeños tienen asegurado su clientela”, apunta la agente inmobiliaria.
Desde Foro Consultores, su consejero delegado, Carlos Smerdou, explica el origen de este producto. “Con el boom, los precios se dispararon y los promotores optaron por viviendas más pequeñas. No es que los compradores quisieran vivir en espacios más reducidos, el problema fue que los precios se incrementaron y adquirir pisos más pequeños era la única forma de ser propietario”, apunta. De hecho, los datos en Madrid, por ejemplo, llegaron a ser sorprendentes “y la tipología catalogada como estudios, impensables hasta entonces, tuvieron especial protagonismo”. Los números así lo reflejan. En 2006, estos estudios suponían un 8% del total de viviendas nuevas frente al 1% de 2000, Y los apartamentos, llegaron a alcanzar el 39% de la programación. Y otro dato, en el año 2000, el 43% de las viviendas nuevas eran de tres dormitorios, cifra que fue bajando hasta el 14% en 2007.
Y ese sentimiento sigue vivo, pese a que según datos de la Asociación de Promotores y Constructores de España (APCE), la mayoría de las nuevas construcciones ya no bajan de los 45 m2 (poner con subíndice) y en comunidades como Cataluña, está regulado por decreto que las viviendas que se inicien tengan una superficie mínima de 40 m2 (poner con subíndice). “Pero es suficiente para el perfil de muchos clientes”, nos dicen.
¿De qué perfil hablamos?
La variedad está asegurada. Y no sólo por ese filón de sueldos bajos y que todo pinta a que sea la nueva realidad de nuestro país. Y si no, basta con echar un vistazo al Instituto Nacional de Estadística. Estimaciones del INE apuntan a que los hogares habitados por una sola persona son los que más aumentarán entre 2014 y 2029. La previsión es que aumenten del 27,5% actual hasta convertirse en un tercio del total.
Y muchas de esas personas buscan pisos pequeños. Bien ubicados, eso sí, pero cómodos y con todas las prestaciones. Y estos lo tienen.
Pero no sólo hablamos de jóvenes y singles. En primer lugar, nos topamos con el mercado laboral. Movilidad y disponibilidad que obligan a buscar un refugio temporal. Cómodo, disponible para esa gente en tránsito, sobre todo en las grandes ciudades. “No quieren nada definitivo, traen poco equipaje y pasan poco tiempo en casa”. A esta lista se suman nuevos perfiles reflejo de una sociedad cambiante, como los matrimonios que, de repente, ven cómo sus hijos dejan la casa familiar. Entonces el que ha sido su hogar se les hace grande para mantener e incluso grande para pagar. De ahí que resuelvan buscar uno más cómodo y manejable.
Distinto motivo es el caso de las parejas separadas o divorciadas, hombres en su mayoría y cuyas principales opciones es buscarse otra vivienda después de la separación o vivir con sus padres. Las alternativas no son muchas ya que suelen tener una vivienda en propiedad cuya hipoteca siguen pagando y no pueden contratar otra. De ahí que en algunas partes de España hay empresas que han construido y comercializado edificios enteros de pisos pequeños y tecnológicamente equipados para ‘single’.
A las necesidades del cliente se suman las necesidades de la propia constructora que remata los huecos de las nuevas promociones de pisos grandes con minipisos.
Y todo ello, sin olvidar la tendencia cultural a la compra del español. La cultura de la propiedad impera sobre la de alquiler (78,8%, el más elevado de los países de nuestro entorno), aunque ello pase por tener un piso pequeño. La ausencia de alternativas de inversión y la escasa rentabilidad de los bancos anima a invertir en minipisos que poner en renta.
“La dignidad no se mide en metros cuadrados”. Recuperamos la frase que la entonces ministra de vivienda, María Antonia Trujillo, dijo para promocionar minipisos protegidos de menos de 30 metros cuadrados para aliviar el problema de la vivienda, sobre todo en los jóvenes. Era 2005. Hoy 11 años más tarde, esa filosofía es válida para los que buscan un piso. No siempre es cuestión de tamaño.