Ciudades ficticias que no encontrarás en el mapa

Equipo de Redaccion

A algunas de las localidades más fascinantes no se puede llegar en avión ni en coche: sólo se puede acceder a ellas a través de las páginas de los libros.  Los escritores, a lo largo de la historia de la literatura, como si de sólidos urbanistas se tratasen, han sabido inventar lugares con tal minuciosidad y lujo de detalles que parece increíble que solo existan en la ficción.  Estas son algunas de las ciudades fantásticas a las que puedes viajar por medio de la lectura.

Amaurotam, ‘Utopía’ (1516)

Tomás Moro publicó en 1516, un libro que universalizó el término ‘utopía’ para referirse a la idealización de una sociedad perfecta. Utopía era una isla ficticia y Amauroto (del griego “ciudad sin muros”) su capital. Localizada en el centro de la isla, Amauroto es igual que las otras 54 ciudades-estado que la componen. También son idénticas todas las casas, con tres pisos y dos puertas, una hacia la calle y otra hacia el huerto, que no se cierran nunca porque en la isla de Utopía no existe la propiedad privada. Todos y cada uno de los habitantes trabajan 6 horas al día (está prohibido permanecer ocioso pero también fatigarse con el trabajo) en agricultura y otros oficios tradicionales.

Las ciudades invisibles (1972)

Ni una ni dos: hasta 55 urbes imaginó el escritor Italo Calvino en una de sus novelas más emblemáticas. En ella, el emperador de los tártaros envía a Marco Polo a explorar sus dominios, tan extensos que los desconoce. A su vuelta, el viajero describe una serie de ciudades con atributos imposibles: suspendidas con cuerdas sobre un abismo o apoyadas en patas de flamenco sin tocar la tierra, sobrevoladas por cometas, con dos dimensiones… Todo un catálogo de metáforas sobre la relación de las ciudades con los habitantes que se refugian en ellas.

Ciudad Esmeralda, ‘El maravilloso Mago de Oz’ (1900)

Tan deslumbrante que todos los visitantes debían llevar gafas oscuras para no dañar sus ojos. Así se describe la capital de la Tierra de Oz a la que se llega a través del Camino de Baldosas Amarillas. Está delimitada por un imponente muro de mármol con esmeraldas engastadas que brillan con la luz del sol,  y en cada una de las cuatro paredes del muro hay una puerta de oro. También son de mármol los edificios, recubiertos de piedras preciosas, las aceras y las fuentes, que rocían agua perfumada. En Oz no hay pobreza ni crimen y todos sus pobladores son felices.

Camelot, la corte del rey Arturo

Si Camelot realmente existió o no sigue siendo un misterio por resolver. La capital del reino del legendario Rey Arturo, fundador de la mesa redonda, se nombró por primera vez en el poema Lancelot, de Chrétien de Torres en el siglo XII, y desde entonces  ha aparecido en infinidad de relatos y leyendas en Francia e Inglaterra. No son pocas las localidades que se disputan el haber albergado su castillo y su corte, hasta el momento, sin suficientes evidencias científicas.

Vetusta, ‘La Regenta’ (1884-1885)

Leopoldo Alas Clarín creó Vetusta, una ciudad de provincia española, para situar las desventuras de Ana Ozores, La Regenta. Vetusta es una ciudad imaginaria, pero está construida a imagen y semejanza de Oviedo, donde vivía, y el mismo nombre elegido para rebautizarla rebela la crítica social que arroja la novela: Vetusta es una ciudad rígida e inmovilista, presidida por una catedral y dividida por estamentos. Sus habitantes, en su mayoría envidiosos y cotillas, hacen vida entre las iglesias, el teatro y el casino, los jóvenes emigran por falta de oportunidades…

Castle Rock

Esta misteriosa ciudad de Nueva Inglaterra, al sur del estado de Maine, en Estados Unidos, ha sido testigo de no pocos fatídicos acontecimientos. Stephen King situó en ella la acción de algunos de sus primeros trabajos  (‘El resplandor’, ‘La niebla’, ‘Carrie’…). El prolífico escritor tomó el nombre de un fuerte que aparecía en una de sus novelas favoritas de juventud, ‘El señor de las Moscas’, y con él denominó a esta pequeña urbe, de poco más de mil habitantes, donde flotan el mal y los secretos oscuros y que representa toda una reproducción a pequeña escala de la sociedad americana.

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