La próxima vez que te acerques a un ‘punto limpio’ de tu ciudad o pases junto a un vertedero, echa un vistazo a lo que más abunda: plástico, vidrio, madera vieja… La mayoría, perfectos materiales de construcción. Baratos, limpios y resistentes.
No se trata de un concepto ecológico nuevo –ya hablamos en este blog de que las ciudades del futuro se construirán con basura–, sino de una tendencia en auge de la llamada arquitectura alternativa. Sus propuestas, cada vez más elaboradas y más extendidas, se basan en dos conceptos clave: reciclaje y sostenibilidad. O dicho de otra forma, nada se tira porque todo puede ser útil para levantar nuevas viviendas.
Decimos que no es nuevo porque, por ejemplo, los monjes tibetanos ya mostraron las posibilidades de los materiales reciclados construyendo el templo de Wat Pa Maha Chedi Kaew, un complejo religioso donde los muros, los techos, los baños, las barandillas e incluso los crematorios están hechos con más de un millón de botellas desechadas.
Actualmente existen muchos proyectos que utilizan botellas de vidrio y plástico para levantar viviendas asequibles en zonas deprimidas. Carlos Yepes, director del Centro de Ciencia y Sensibilización Ambiental de Colombia, explica sus ventajas: “Estas casas no tiene ninguna limitación en cuanto a los espacios y permiten crear cámaras de aire que impiden que penetre la humedad o el ruido y que mantienen una temperatura agradable constante. Los revocados de las paredes se pueden hacer con sistemas tradicionales: arena con cemento, madera e incluso escombros de baldosín o piedra”.
Upcycled House: 86% de reciclaje
Las posibilidades de aprovechar estos desechos para la construcción aumentan significativamente si se someten a sencillos tratamientos industriales para transformarlos en materiales en bruto. Así lo ha demostrado la Upcycled House, un experimento pionero dirigido por el estudio danés Lendager Arkitekter.
Los 130 m2 de esta casa, ubicada en la ciudad de Nyborg (Dinamarca), se han construido en un 86% con materiales de reciclaje procesados:
- La estructura principal la forman dos contenedores de mercancías.
- Los cerramientos del techo y las fachadas se han realizado con láminas de aluminio obtenido de la fundición de miles de latas de refrescos.
- Las paredes y los techos interiores se han hecho con paneles de madera elaborados al tratar el serrín y las astillas sobrantes de plantas madereras con calor y presión.
- Se ha aprovechado vidrio usado y tapones de botellas de champán para obtener un aglomerado firme que conforma los suelos de la cocina y el baño.
Pero no sólo se trata de reciclar para que los edificios contribuyan a las sostenibilidad del sistema: “El principal objetivo de la Upcycled House es reducir las emisiones de CO2 en la fase de construcción”, han afirmado los responsables del proyecto.
Según los datos que aporta el estudio Lendager, la vivienda tiene una tasa de emisión de dióxido de carbono de 0,7 kg; una casa unifamiliar tradicional emite unos 5 kg. Sólo en Dinamarca, cada año se levantan alrededor de 10.000 casas como estas. Si multiplicamos ese número por la disminución de las emisiones de una vivienda reciclada (4,3 kg), el resultado es que utilizando siempre las técnicas de la Upcycled House a la atmósfera llegarían 5.590 toneladas menos de CO2.
Y el precio es muy asequible: 227.000 euros. Antes de ponerla en venta, se seguirá estudiando el comportamiento de los materiales empleados así como los resultados de otras medidas ecológicas desarrolladas (aprovechamiento de la luz solar, ventilación natural para mantener la temperatura interior estable…). La idea es que esta casa sea el prototipo de otras muchas más, con un coste incluso inferior al de reciclar mayores volúmenes de material.