A finales de los años 60, el arquitecto norteamericano Buckminster Fuller presentó una propuesta tan original como innovadora para construir viviendas low cost: inspirándose en los iglús esquimales, había ideado una estructura en forma de cúpula que utilizaba menos materiales pero que se mostraba tan sólida como las tradicionales.
Se las conoce como casas geodésicas y desde entonces han ido desarrollando su técnica constructiva hasta lograr terminarlas en solo unos pocos meses, además de convertirlas en una alternativa ecológica por su eficiencia energética.
En España ha habido que esperar hasta ahora para ver los primeros proyectos. En concreto son dos, ubicados en las localidades murcianas de Yecla y Jumilla, y ambos realizados por el estudio Ecoproyecta. A través de ellos podemos entender mejor cómo son y cómo se vive en estas viviendas sostenibles.
Estructura ligera y estable
La cúpula es un entramado de triángulos de madera o de otros materiales flexibles y resistentes que van encajando formando pentágonos o hexágonos. La estructura se recubre con láminas impermeables y componentes aislantes, como el corcho, abriendo ventanales tan amplios como se deseen. El recinto permite una circulación del aire más eficaz y, por tanto, una climatización uniforme.
La distribución de espacios está condicionada por su forma semicircular. Son viviendas pensadas para ser diáfanas ya que los tabiques tienden a generar pérdida de superficie útil. Una solución alternativa es construir otras cúpulas dentro de la casa para separar estancias, o bien construir altillos para además aprovechar todo el volumen de la construcción.
“Tienen la ventaja de que son fácilmente ampliables construyendo otra cúpula anexa en un futuro, cuando las necesidades de la familia sean mayores”, explica Pablo Carbonell, uno de los arquitectos de Ecoproyecta. De hecho, la casa geodésica que su estudio está levantando en Jumilla está formada por dos cúpulas unidas por un corredor.
Máxima eficiencia energética
Pueden ser viviendas autosuficientes gracias a sus sistemas pasivos de climatización (intercambio natural de calor, aislamiento térmico, sistemas de ventilación mecánicos…), a las energías renovables que pueden incorporar (paneles fotovoltaicos, calderas de biomasa…) y a los depósitos de agua que aprovechan la lluvia.
Además, favorecen la ventilación interior y la regulación natural de la temperatura utilizando pozos canadienses, que son tubos enterrados a dos metros bajo tierra por los que circula el aire del interior al exterior de las casas. A esa profundidad hay una temperatura media que se mantiene estable todo el año y que permite un intercambio de calor que favorece la correcta climatización.
“Si a esto le añadimos la plantación de especies aromáticas cerca de la toma exterior del pozo, conseguimos que el aire que entra a la casa no solo sea confortable térmicamente, sino que además esté aromatizado de manera natural”, añade Carbonell.
Viviendas rápidas y económicas
Según explican desde Ecoproyecta, preparar la estructura completa de una casa geodésica lleva entre cuatro y seis meses. Los sistemas se preparan en un taller y posteriormente se ensamblan sobre el terreno en solo unos días.
El precio del metro cuadrado se sitúa entre los 500 y los 1.000 euros, dependiendo tanto de las dimensiones como de los acabados y de las instalaciones requeridas (suelo radiante, chimenea de biomasa…).
A sus ventajas económicas y energéticas se une el atractivo de un diseño que tiene como principal objetivo fundirse en el entorno, tanto por su forma mimética como por los tonos que se suelen utilizarse para el recubrimiento.