El bambú es tendencia en la arquitectura

Equipo de Redaccion

En la construcción siempre se investiga en nuevos materiales que proporcionen las características que ingenieros y arquitectos demandan como prioritarias: resistencia, adaptabilidad, durabilidad, economía y sostenibilidad.

Pero, ¿y si una planta abundante, fácil de cultivar casi en cualquier clima, reuniera todas esas cualidades? ¿Y si pudiera emplearse tanto para estructuras como para revestimientos? ¿Y si además de abaratar los costes ayudara a reducir los gases contaminantes?

En ese caso, probablemente estaríamos hablando de una revolución arquitectónica. Y en efecto, lo es, una revolución que se inició hace miles de años, cuando el bambú comenzó a ser utilizado en la construcción de casas y puentes, y en la realización de mobiliario y herramientas.

Hoy volvemos a los orígenes al redescubrir este material que se está convirtiendo en tendencia. Más resistente y duro que el roble o el pino, se ha ganado el sobrenombre de ‘acero vegetal’. Muy fácil de manejar (cortar, seccionar…), se aprovecha en su totalidad, no genera desperdicios y es muy ligero.

Pero, todas esas características ya se conocían. Entonces, ¿por qué ahora el bambú vuelve a acaparar la atención? La razón es la sostenibilidad: resulta imperativo que las nuevas construcciones sean más naturales, estén mejor integradas en el entorno, gasten menos energía y ayuden a reducir el dióxido de carbono.

Un pulmón de acero

El bambú es una planta que se adapta a casi todos los terrenos, excepto los helados o desérticos. Alcanza todo su desarrollo en menos de cinco años, además, la recolección no mata la planta entera, por lo que el nuevo crecimiento aún es más rápido. No necesita ni fertilizantes ni pesticidas y apenas consume agua.

De manera que su cultivo intensivo en zonas erosionadas o sin uso agrícola podría ser sencillo, barato, no contaminante y muy productivo. Francisco Gallo, autor del proyecto Sumidero habitable de CO2; bio-compuestos de bambú para viviendas sostenibles, aporta el dato definitivo: una sola hectárea de bambú permite absorber nueve toneladas de dióxido de carbono.

La producción necesaria en un futuro próximo sería enorme si como parece este material sigue despertando el interés del sector. El colombiano Simón Vélez y el vietnamita Vo Trong Nghia son precursores e inspiradores de lo que se podría llamar una escuela arquitectónica de lo natural.

Sus obras son un extraordinario ejemplo de las posibilidades del bambú. El pabellón Zeri, en Alemania; el Crosswaters Ecolodge, en China –hasta ahora el proyecto más grande del mundo con este material–, o el Museo Nómada de Ciudad de México figuran entre las construcciones más destacadas de Vélez. La creatividad de Vo Trong Nghia se aprecia en el Kontum Indochine Café o en el centro de conferencias Dai Lai.

Crosswaters Ecolodge

Crosswaters Ecolodge Hotel, China

En España apenas se ha introducido todavía, aunque el techo de la Terminal 4 del aeropuerto de Madrid, revestido con tableros de bambú –obra de Richard Rogers–, fue un paso innovador que tuvo su continuación con el proyecto de viviendas sociales en Carabanchel (Madrid).

Vivienda Carabanchel

Edificios viviendas en Carabanchel, de Foreign Office Architects

Como afirma María Pérez, arquitecta experta en materiales naturales para la construcción, “por ahora en Europa el bambú se contempla como un avance en energías renovables pero es difícil introducirlo como material en nuestra construcción. Puede ser por motivos culturales y por falta de conocimiento”.

No es el caso de otros países donde esta planta abunda y se ha utilizado desde siempre en las casas y las obras públicas, más aún al comprobar que su resistencia y flexibilidad lo hacen apto para soportar terremotos. Una cualidad muy valorada en zonas de actividad sísmica como Indonesia, donde se ha levantado el puente cuya construcción que se realizó en un tiempo récord, sólo cuatro meses, podéis ver a cámara rápida en este vídeo.

La revolución del bambú solo acaba de empezar.

Imagen @Bear Clause, distribuída con licencia Creative Commons BY-2.0

 

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