“Siempre me ha apetecido vivir en una buhardilla. Me ha costado encontrar una de mi gusto porque hay más demanda de la que creía, pero la búsqueda ha merecido la pena: me encanta que haya tanta luz y mirar las estrellas desde la cama antes de dormir”. Amalia es una programadora que reside en Pozuelo, cerca de Madrid, y acaba de terminar de decorar su nueva casa, 60 m2 abuhardillados con ventanales superiores que abren al exterior el salón, la cocina y los dos dormitorios.
Antes de instalarse, renovó los cerramientos y mejoró los materiales aislantes del techo. “Me dijeron que era muy frecuente que las buhardillas tuvieran humedades, incluso goteras, así que me curé en salud –explica Amalia–. Ahora ya sé que no tendré problemas en años y no me gastaré un dineral en calefacción”.
Más allá de posibles problemas estructurales, la mayor dificultad de estos espacios (y su mayor encanto) es la diferencia de altura, que afecta a la habitabilidad y a la decoración. La buhardilla de Amalia tiene un metro y medio en su parte más baja y tres metros en la más alta, la medida mínima aconsejable según los expertos del estudio Arquitectos Madrid 2.0. Lo ideal es que llegara hasta los cinco metros para lograr un mayor aprovechamiento del espacio horizontal y vertical.
Consejos prácticos
Alejandra Aguilar, decoradora de La Tapicera, nos da algunos trucos para sacar ventaja de las asimetrías:
- Los armarios son el mejor recurso para aprovechar los ángulos muertos de las paredes y el techo. La solución es hacerlos a medida o utilizar módulos y estanterías. “He revestido una pared con una librería amplia y otra, con un armario abierto con celdas de tamaños diferentes, cajones y cestas que se van adaptando al desnivel”, comenta Amalia.
- Muebles auxiliares bajos y anchos en las zonas con menos altura.
- Las áreas de mayor amplitud vertical del salón o el dormitorio deben quedar diáfanas para circular.
- Para el baño, la preferencia es el lavabo y la ducha; la bañera y los sanitarios pueden ocupar las zonas más bajas.
- En la cocina se precisa del mayor espacio en los lugares de manipulación, como la pila o la vitrocerámica. De nuevo, hay que utilizar las zonas bajas para almacenamiento o para la lavadora o el lavavajillas.
- El estor es la mejor solución para regular la luz de las ventanas superiores, aunque con variantes según la estancia. En el salón puede bastar un estor traslúcido si la buhardilla se ubica en una zona poco calurosa. En caso contrario, se puede optar por celosías venecianas, que además sirven como detalle de decoración. En el dormitorio o zonas de descanso, son aconsejables las cortinas de oscurecimiento.
- No hay que utilizar lámparas colgantes, solo de mesa y columnas de luz. El techo inclinado ayuda a distribuir la luz indirecta.
- Las buhardillas no suelen ser muy amplias, de manera que cada metro cuenta. Por tanto, cuanto más diáfano sea el espacio, mejor. Además, las separaciones de obra (verticales) rompen la estética del plano inclinado. “Yo he optado por cerrar solo el dormitorio principal y el baño –explica Amalia–. Tengo una cocina americana separada del salón por una barra con encimera, y para delimitar el segundo dormitorio he levantado un muro bajo de ladrillo de vidrio de color en un lado y una estantería por el otro”.
En definitiva, organizar una buhardilla para ganar espacio al máximo es un reto original que exige planificar con detalle y usar la imaginación para eliminar los espacios muertos. Después, solo te quedará disfrutar mirando al cielo…