Las consecuencias del cambio climático han provocado una mayor concienciación acerca de un uso más racional y sostenible de los recursos naturales. Dentro de la arquitectura sostenible, la casa pasiva busca un ahorro de energía y un impacto cero medioambiental, y proyectos como “la casa de la colina” están revolucionando el concepto de vivienda eficiente.
Esta casa pasiva está situada en medio del bosque y ha logrado reducir más de un 90% del consumo de energía en comparación con una vivienda tradicional. El secreto está en el aprovechamiento de los recursos naturales, ya que la casa utiliza placas solares, geotérmicas y fotovoltaicas.
Una casa pasiva en medio del bosque
Los avances tecnológicos en cuanto a construcción sostenible permiten la construcción de casas pasivas, que hacen uso de los recursos naturales, como la luz del sol o el calor del terreno, para conseguir un consumo eléctrico mínimo, lo que no solo beneficia al planeta, sino que supone un ahorro para la persona que ocupa la vivienda.
La “casa de la colina”, diseñada por el estudio Snegiri Architects, con sede en San Petersburgo (Rusia), llama tanto la atención por una estructura que se mimetiza por completo con el entorno. Resulta prácticamente invisible gracias a un tejado recubierto con hierba y pequeñas plantas, como la manzanilla silvestre y la camomila. El resultado es un tejado que constituye una prolongación orgánica del paisaje y pasa a formar parte del entorno junto a los árboles que rodean la vivienda.
El tejado lleno de vida de esta vivienda permite caminar sobre él y actúa como escudo térmico, con el fin de ayudar a que la vivienda mantenga una temperatura estable y acogedora, incluso en los meses con temperaturas extremas.
Máximo ahorro de energía
Para optimizar aún más los recursos naturales, la terraza, las ventanas y la mayoría de las estancias de la vivienda tienen una orientación hacia el sol, con el objetivo de obtener el mayor calor posible. Además, en la construcción de esta casa pasiva se han utilizado materiales aislantes y respetuosos con el medio ambiente, como la lana mineral y la madera de pino laricio.
La vivienda, perfectamente equipada para los meses más fríos del invierno, presenta un sistema de ventanas enfocadas al ahorro de energía y un sistema de ventilación con recuperación de aire, que logra una excelente calidad de aire interior. La casa se completa con un sistema de purificación de agua. Todo ello contribuye al ahorro en la factura energética del usuario.
El propietario de la vivienda, según ha confirmado el propio estudio de arquitectura, es un enamorado de las tecnologías más eficientes e innovadoras, por lo que el interior de la casa ha sido equipado con la más moderna domótica, consiguiendo así una vivienda inteligente que permite el máximo ahorro de energía. Esta casa pasiva, además, se ha completado con una decoración basada en muebles vintage y piezas únicas, lo que aporta a la vivienda un toque de exclusividad.
Orígenes y beneficios de la casa pasiva
El concepto de casa pasiva comenzó a acuñarse en los años 70, pero no fue hasta 1988 en el que no se afianza como concepto clave de la arquitectura sostenible, coincidiendo con la implantación del estándar constructivo alemán Passivhaus, encargado de certificar que una casa cumple con los criterios Passive House Standard.
La característica principal de este tipo de viviendas es que permite reducir el consumo de energía aprovechando los recursos naturales, utilizando sistemas constructivos y materiales sostenibles y sin causar impacto en el paisaje. Hoy en día, cada vez más personas apuestan por la arquitectura sostenible, que utiliza fuentes de energías renovables para conseguir el mínimo consumo de energía en calefacción, refrigeración e iluminación.
La casa bajo el estándar Passivhaus, aunque supone un importante desembolso inicial, permite un ahorro considerablemente al usuario con un rápido retorno de la inversión, especialmente en un tiempo en el que la factura de electricidad no deja de subir. Según la OCU, 2021 se ha cerrado con una factura energética de 949 euros por hogar medio, con 4,6 kW de potencia y 3500 kWh de consumo anual. Esta cantidad es un 41% más elevada de lo que se pagaba en 2020, lo que supone 274 euros más.
Un proyecto que mira hacia el futuro
Pero las ventajas de la casa pasiva no solo son para el consumidor, sino también para el planeta, ya que una mayor eficiencia energética contribuye a reducir la emisión de gases de efecto invernadero, lo que implica un mayor cuidado medioambiental de cara a generaciones venideras.
La “casa de la colina” de Snegiri Architects es un ejemplo de hacia donde se dirigen las viviendas actuales, cada vez más orientadas al aprovechamiento de los recursos naturales para disminuir la factura energética. Por este motivo, cada vez es más valorada la casa pasiva, diseñada bajo el estándar Passivhaus, y las construcciones enfocadas al criterio del cuidado medioambiental.