Cada vez son más las personas que se plantean tener un pequeño huerto o invernadero en su casa en la que poder cultivar algunas verduras, hortalizas o hierbas aromáticas. Por ello, te vamos a explicar cómo hacer un mini invernadero en casa paso a paso. Pese a lo que pueda parecer, no es necesario disponer de mucho espacio ni realizar una gran inversión económica si queremos tener un invernadero pequeño.
La conciencia medioambiental, unida a la sensación de satisfacción que ofrece consumir los propios productos, está logrando que los invernaderos caseros hayan dejado de ser una moda para convertirse en una práctica que comienza a ser habitual.
Ventajas de tener un mini invernadero en casa
Las ventajas de tener un invernadero en casa son múltiples. Además de ser una práctica beneficiosa para el ambiente, nos permite asegurarnos de que el producto que estamos consumiendo sea completamente ecológico y no contenga los químicos habituales en una producción en masa. Es, por tanto, una manera sana de comer, con los beneficios que conlleva para nuestra salud.
El invernadero casero supone un ahorro dinero, ya que no hay que comprar los productos que se consumen. Y a esto hay que añadirle un componente emocional, ya que resulta muy gratificante cultivar con mimo tus propios alimentos.
En un invernadero los productos crecen más rápido, por lo que tendremos más cantidad en menos tiempo. Además, crear el ambiente adecuado nos permitirá comer productos fuera de temporada y proteger nuestra pequeña cosecha de las inclemencias del tiempo, manteniéndola en condiciones óptimas tras lluvias, heladas o granizadas.
Dónde colocar un invernadero en casa
El invernadero se puede colocar en diferentes lugares, dependiendo del espacio disponible. Uno de los mejores sitios para situarlo es un jardín o un huerto, aunque también se puede montar un mini invernadero en una terraza o en un balcón, e incluso en la cocina.
La única condición imprescindible es que reciba luz directa de sol, ya su objetivo es aprovechar el calor de la radiación solar. Los rayos atravesarán la cubierta y generarán un calor que se quedará en el interior del invernadero, haciendo madurar antes y más rápido los alimentos.
Por otro lado, también es recomendable el lugar elegido tenga un buen drenaje, ya que es necesario regar los alimentos con asiduidad. Una vez elegido el lugar donde se va a instalar, los materiales y el tamaño del invernadero solo dependerán del espacio disponible.
Materiales para un invernadero casero
Construir un invernadero no supone un gran desembolso económico si se utilizan materiales reciclados. Se pueden reutilizar tablones de madera para la estructura, tuberías de PVC para dar al invernadero una forma ovalada y plástico para la superficie.
En caso que no dispongamos de tanto espacio, podemos simplemente montar una estructura con madera y hacer una cubierta exterior con vidrio, nylon o plástico. Lo importante es utilizar un material traslúcido, que deje pasar los rayos del sol y mantenga una temperatura y humedad constante.
Si el mini invernadero va a tener un tamaño más pequeño, se puede reutilizar la estructura de una ventana o poner cristales con una estructura metálica y unas pequeñas bisagras, de manera que se abra por la parte superior para facilitarnos el acceso a los alimentos y el riego. Dentro, los productos pueden estar dispuestos en cajones de madera o pequeñas estructuras de plástico, a modo de cajones con separadores. O incluso en botellas de plástico cortadas por la mitad, si se trata de hierbas aromáticas, por ejemplo.
Los invernaderos más pequeños, aptos para cocinas, se pueden comprar, pero quien quiera hacerlos con sus propias manos no le resultará difícil.
Cómo hacer un mini invernadero en casa
Quien desee tener un invernadero en su jardín o huerto debe comenzar limpiando el lugar donde se vaya a instalar. La elección del sitio donde lo coloquemos es determinante. Hay que elegir el sitio donde reciba más luz del sol.
A continuación, se establece una medida estándar, que puede ser, por ejemplo, de 3×2 metros y se cavan pequeñas zanjas de unos 30 centímetros, donde colocaremos las maderas o estructuras metálicas que actuarán a modo de base de estructura. No hay que olvidar dejar un espacio de acceso al invernadero.
Por la parte exterior a estos pequeños muros utilizaremos maderos resistentes que sobrepasen nuestra altura, para clavarlos en vertical en las cuatro esquinas del invernadero. Actuarán como soporte de otras maderas que irán clavadas en horizontal, de pilar a pilar, y que servirán como vigas centrales.
Después, se colocan tubos de PVC de forma curva, de un lado a otro del invernadero. Para sujetarlos los clavaremos a la estructura de madera. Por último, se cubre toda la estructura con plástico o nylon traslúcido. Irá fijada con clavos para que no se mueva.
En el suelo, se pueden utilizar cajones de madera o de plástico para sembrar alimentos diferentes y así tenerlos separados de forma ordenada, lo que facilitará la recogida y el riego.
Con un invernadero el cultivo crece más rápido y es más abundante. Una vez esté maduro y listo para ser consumido bastará con llevarlo a la mesa. Es la mejor manera de disfrutar de un alimento ecológico, sano, natural y seguro que riquísimo. ¿Te animas a crear un invernadero en tu casa?